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UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO (Prédica escrita, Salmo 51:17)

Por: Rigoberto Gómez López

UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO NO DESPRECIARÁ DIOS, NO LO RECHAZA (Salmo 51:17)

¿Qué significa un corazón contrito y humillado?, ¿Qué es un corazón contrito?

Para entender lo que es un corazón contrito y humillado, vamos a ver el significado de la palabra contrito. Según el diccionario de la Real academia de la lengua española (RAE), significa que siente contrición, siente tristeza o melancolía; es decir, es alguien que siente en su corazón arrepentimiento por actuar de una forma en la cual se muestra en contra o desacuerdo con la voluntad de Dios y al mismo tiempo tiene el propósito de no volver a proceder de la misma forma delante de Dios. 

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Contrito significado bíblico 

La palabra contrito viene del hebreo daká cuyo significado es derrumbado, quebrantado, raíz prima de dak lo cual es arrepentimiento; además la palabra humillado viene del hebreo shabár que significa fracturado, perniquebrado, roto y denota un reconocimiento total de la incapacidad para hacer algo por sí mismo. 

¿Qué significa contrito?

Cuando se habla de un corazón contrito y humillado, significa que la persona entra en un reconocimiento de su condición delante de Dios, y siente que no somos nada sin él y que como seres humanos estamos en una condición inferior a nuestro Dios, por lo tanto, queremos obedecerle a él porque llegamos a reconocer que todo proviene de él.

UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO, SALMO 51:17

Un corazón contrito y humillado ante Dios, versículo:

“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; un corazón contrito y humillado no despreciarás tú oh Dios” (Salmo 51:17)

Este Salmo expresa el arrepentimiento de David al ser amonestado por el profeta Natán después de pecar con Betsabé. Las palabras de David cuando el profeta le declara su pecado fueron “…pequé contra Jehová…” (2 Samuel 12:13), es decir, hubo un reconocimiento inmediato de su transgresión, y reconoció su pecado con un corazón contrito y humillado.

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Es importante recordar que Saúl hizo todo lo contrario a David, pues cuando el profeta Samuel llegó a decirle sobre su desobediencia a Dios, la respuesta de Saúl fue “…Antes bien he obedecido la voz de Jehová…” (1 Samuel 15:20) y en el versículo 24 se trata de justificar diciendo “…temí al pueblo y consentí a la voz de ellos…”, a tal punto que hasta después de justificarse pidió el perdón. Esto es todo lo contrario a lo que hizo David.

Al quebrantarnos dejamos delante de Dios un corazón contrito y humillado 

Estas dos historias nos hacen reflexionar sobre lo necesario que es reconocer nuestro pecado. Saúl fue desechado y David fue perdonado, pero en medio de su reconocimiento su espíritu se quebrantó. La palabra quebrantado viene del hebreo shabar que significa quebrar, romper, destrozar, despedazar, aplastar, triturar; en otras palabras, el espíritu de David se quebró, se rompió delante de Dios buscando el perdón, y al quebrarse dejó desnudo ante Dios un corazón contrito y humillado buscando la misericordia de Dios.

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Un corazón contrito y humillado ante Dios

Cuando tenemos un corazón está contrito y humillado sentimos una tristeza, un pesar, un dolor por haber fallado a Dios. A su vez este sentir provoca que nuestra alma se humille delante de Dios con un clamor profundo y un llanto de arrepentimiento genuino. ¿Podrá despreciar nuestro Dios esa súplica?, el salmista afirma que un «…corazón contrito y humilladono despreciarás tú, Oh Dios” (Salmo 51:17)

Cuando hablamos del corazón nos referimos a nuestro interior, el cual a veces se vuelve duro con el orgullo y la autosuficiencia; pero un corazón contrito y humillado muestra la comprensión de que no somos perfecto, que cometemos errores y tenemos una actitud de querer cambiar y que necesitamos de Dios y de su misericordia. 

Un espíritu Quebrantado

Quebrantado viene de una palabra hebrea que significa roto. La palabra contrito viene de otra palabra hebrea cuyo significado es aplastar. Corazón, en el hebreo, es hombre interior, mente o voluntad. Basado en estos significados podríamos decir lo siguiente:

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Un espíritu quebrantado es cuando nuestro hombre interior o voluntad se ha roto, por lo tanto, no hacemos lo que queremos sino lo que Dios quiere que hagamos. Ya no hacemos las cosas a nuestra manera sino en los términos que Dios quiere que las hagamos, es decir, hemos reconocido que dependemos de Dios, ya no sentimos que dependemos de nosotros mismos, el orgullo se ha hecho a un lado y nos hemos entregado a Dios. 

UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO CONFIESA DELANTE DE DIOS

En Salmo 32:1 se nos dice: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado”, es decir, podemos recibir perdón y nuestro pecado queda cubierto; sin embargo, para llegar allí es necesario confesar delante de Dios nuestras transgresiones.

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David dijo: “Mientras callé se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano (v 3-4), nuestra vida no es la misma porque cuando hemos conocido a Dios y hemos claudicado, la mano de Dios se agrava sobre nosotros, no podemos sentir gozo, nada puede llenarnos, hay un vacío en nuestro interior que solo Dios puede llenar. En este caso necesitamos acercarnos a Dios.

Confesando el pecado 

Por lo antes expuesto, David dijo: “…Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad… y tú perdonaste la maldad de mi pecado”. (Salmo 32:5). Es necesario que en nuestra oración seamos honestos con Dios porque él ama “…la verdad en lo íntimo…” (Salmo 51:6). 

Ese momento de quebrantamiento, es el instante íntimo que necesitamos con nuestro Dios en el cual podemos declarar nuestro pecado y alcanzaremos el perdón de Dios.

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El espíritu de David fue quebrantado, uncorazón contrito y humillado lo empujó a confesar el pecado que había cometido con Betsabé. Dios quiere que seamos renovados en nuestro interior, debemos confesar nuestro pecado y apartarnos del mal para poder agradar a nuestro Dios y ser un sacrificio grato delante de Dios. 

EL PECADO TRAE CONSECUENCIAS 

El pecado de David trajo consecuencias. El juicio de Dios por medio del profeta Natán no se detuvo, pues el profeta le dijo que no se apartaría jamás de su casa la espada, se levantaría el mal sobre él de su misma casa y su hijo moriría a causa de su pecado (2 Samuel 12:10-14).

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A veces podemos pensar que podemos salir libres de juicio, pero el mismo David experimentó lo contrario. A pesar de todo, Dios levantó nuevamente a David, le dio otro hijo (Salamón) de la misma mujer Betsabé para que se sentara en su trono, pero tuvo que pasar un proceso. 

El Señor no rechaza un corazón contrito y humillado 

Tenemos que pasar un proceso pero no todo está terminado, no hay que darnos por vencidos. Job 14:7 dice: “porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán”, a veces nos sentimos cortados sin estarlo, pero aunque así estuviéramos, todavía queda esperanza de retoñar y ser renovados. Si buscamos a Dios, Él nunca nos rechaza.

Job sigue diciendo: “Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva” (v 8-9). El hombre sin Dios es cortado, pero el hombre que beba del Espíritu Santo de Dios puede ser renovado. Así que si hemos fallado a Dios nunca olvidemos que un corazón contrito y humillado no desprecia nuestro Dios.

SACRIFICIOS DE DIOS

David tenía las condiciones para ofrecer a Dios muchos sacrificios de animales por su pecado, pero David conocía que para Dios era mejor un espíritu quebrantado y un corazón contrito y humillado y, por lo tanto, se lo ofreció a Dios implorando su perdón por el pecado cometido. 

Dios habita en la altura, santidad y en un corazón contrito y humillado

Isaías 57:15 dice: «Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados»

De igual forma la historia del recaudador de impuestos y el fariseo en Lucas 18:9-14 ilustra esta gran verdad. Ambos hombres, entraron al templo para orar. El fariseo entró lleno de orgullo y jactándose en su oración de sus obras religiosas.

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El recaudador de impuestos siendo humilde se sentía contrito a tal punto que no quería levantar sus ojos al cielo, por lo tanto, golpeaba su pecho diciendo: «Dios, se propicio a mí, pecador» (Lucas 18:13). Jesús dijo que el recaudador de impuestos se fue a casa justificado «porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido» (Lucas 18:14). 

En conclusión, recordemos siempre que los sacrificios de Dios, son el espíritu quebrantado, un corazón contrito y humillado, Dios no lo despreciará.