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EL BAUTISMO DE JUAN EL BAUTISTA

Índice

Por: Jorge E. Pino Valenzuela

El mensaje de Juan el Bautista

¿Cómo era el bautismo de Juan? ¿Cómo bautizaba Juan el bautista?

Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados (Marcos 1:4). Uno de los temas más candentes relacionados con el bautismo, es todo lo que genera el bautismo de Juan. Se dice mucho de este profeta, pero se entiende poco de su propósito y predicación. Es de destacar que Juan NO solo bautizaba, sino que era un asiduo predicador que tenía un mensaje.

(También puedes visitar la sección de Bautismo en agua en el nombre de Jesús)

Entender el mensaje de Juan, equivale a entender el bautismo de Juan. Todo bautismo en las Sagradas Escrituras es precedido por un mensaje, o una enseñanza. Veamos pues, cual es el mensaje de este profeta.

EL BAUTISMO DE JUAN ERA UN BAUTISMO DE PREPARACIÓN

El bautismo de Juan era para arrepentimiento, ¿Cómo bautizaba Juan el Bautista?

El bautismo de Juan era un bautismo de preparación, no un acto simbólico o carente de significado y obediencia ciega. Los rituales vacíos carecen de significado, de entendimiento y de compromiso, mientras que el mensaje de Juan demandaba todas estas cosas. 

Veamos las características de este Varón de Dios (Mateo 11:11), hijo del sacerdote Zacarías y de su esposa Elízabeth, quienes de manera milagrosa tuvieron a su hijo siendo de edades avanzadas: 

«Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elizabeth. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elizabeth era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada» (Lucas 1:5-7). 

Lucas 1:57: «Cuando a Elizabeth se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo». Juan, seis meses mayor que Jesús, su primo en cuanto a la sangre (Lucas 1:36), comenzó a predicar en el desierto de Judea muy cerca del río Jordán, porque necesitaba muchas aguas para realizar su bautismo. 

Este es un profeta de quién otros habían profetizado, y poseía un contundente mensaje hacia el cual las personas reaccionaron o bien, o mal, pero nunca quedaron indiferentes. (La Importancia del Nombre en el Bautismo)

Isaías, un gran profeta del antiguo pacto, fue quien habló más claramente de Juan y de su propósito fundamental. De hecho, Isaías 40:3 es citado por tres de los cuatro evangelios (Mateo 3:3; Lucas 3:4 y Juan 1:23). Isaías dijo de él que sería una voz que clama en el desierto y que prepararía el camino al Señor. 

Algunos textos nos señalan más detalles de este profeta:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. (Malaquías 3:1)

Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. (Mateo 11:10) 

Lucas 1:76. Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; No tan solo estos textos, sino que se nos informa por medio de Malaquías, un propósito muchas veces pasado por alto el cual es ratificado por los evangelistas:

He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición. (Malaquías 4:5-6) 

E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. (Lucas 1:17) (También te invito a leer: Elías Viene Otra Vez)

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. (Mateo 11:12-14) 

Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. (Mateo 17:10-12)

Incluso, el ángel Gabriel, en conversación con Zacarías el padre de Juan, dijo: “Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lucas 1:16-17).

Juan NO FUE la misma persona que el profeta Elías del que habla el Antiguo Testamento. Esto es imposible porque no existe la reencarnación en las Sagradas Escrituras, no hay ningún texto que apruebe tal. (Te invito a leer: Lavados con Sangre, rociados con la Sangre de Cristo)

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? Para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. (Juan 1:19-23)

Las referencias a Elías en la persona de Juan, deben entenderse más bien, como que él vino con el espíritu y el poder de Elías (Lucas 1:17) 

El mensaje de Juan, está descrito en Mateo 3:1-2: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Este mensaje incluía un: “bautismo de arrepentimiento, para perdón de pecados”, según nos relata Lucas 3:3. 

En un examen cuidadoso del mensaje de Juan, encontramos una ocasión en que éste reprendió a algunos de sus seguidores, porque venían sin un corazón arrepentido, llamándolos “generación de víboras”, y les exigió un cambio en la vida que llevaban hasta ese día (Lucas 3:7-8). 

Pablo en Hechos 19:4, complementa el mensaje de Juan. Nos señala que Juan apelaba a un cambio en las vidas de sus oyentes para prepararse para la venida del Mesías. 

Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo (Hechos 19:4). 

Juan, además de tener este mensaje, cumplió el propósito de dar a conocer a Jesús como Mesías. Su testimonio fue trascendental en el cumplimiento de las profecías respecto al Cristo. 

«Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios». (Juan 1:31-34)

Por último, su mensaje incluyó también profecía, una de las cuales quedó registrada en la Palabra de Dios; una profecía sobre un nuevo bautismo en Espíritu y Fuego. (Si gustas puedes leer sobre el Espíritu Santo)

«Respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará» (Lucas 3:16-17). 

También debemos mirar a los bautizados por Juan, pues ellos tienen patrones comunes que se deben revisar para cerrar el círculo virtuoso del examen a este profeta. Ellos venían confesando sus pecados (Marcos 1:5), por lo tanto tenían plena conciencia de su estado pecaminoso. Según lo que hemos estudiado, ellos creían al mensaje de Juan en el sentido de que el reino estaba cerca y que había de venir uno (el Cristo) después de Juan. 

Hay dos hechos que nos habla del arrepentimiento y cambio de vida al que Juan les instaba. Primero confesaban sus pecados, segundo preguntaban que podían hacer respecto a ellos y a sus vidas, después recibían el bautismo de Juan.

«Y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados». (Mateo 3:6)

«Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario». (Lucas 3:10-14)

El propósito del Bautismo de Juan

El bautismo de Juan era para arrepentimiento, este era su propósito

Cuando alguien se bautizaba con el bautismo de Juan, aceptaba con ese hecho todo lo que este bautismo significaba, todo lo que el mensaje que precedía a dicho bautismo. Por lo tanto, estas personas bautizadas por Juan, estaban sin duda alguna, aceptando el mensaje de Juan. 

Esto es de suma importancia para entender que el acto del bautismo que predicaba Juan no carecía de propósito, ni tampoco era un ritual vacío… ¡¡¡NO!!! Este requería de una respuesta llena de significado para la vida, no un mero acto físico.

Lucas 3:3. Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados, Hechos 13:24. Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.

Uniendo estos dos textos, entendemos que el bautismo de Juan fue de arrepentimiento, para perdón de pecados, el cual estaba vigente hasta que se cumpliera la profecía del que habría de venir a redimir a Israel (y a toda la humanidad). 

El bautismo de Juan fue importante mientras tuvo vigencia. El mismo Señor fue bautizado por él. No tan sólo fue bautizado, sino que censuró a aquellos que no lo hicieron teniendo la oportunidad, diciendo que al rechazar el bautismo de Juan, rechazaban “los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan” (Lucas 7:30); sin embargo, los que se bautizaban por Juan, “justificaban a Dios” (Lucas 7:29). 

Esta verdad aplica tanto al bautismo de Juan como al bautismo en el Nombre de Jesús, dado que cuando uno obedece y se bautiza entendiendo lo que hace, esto es visto por parte de Dios como un acto de obediencia a Él

Al menospreciar el bautismo, uno no rechaza a un hombre, sino que rechaza directamente a Dios y a lo establecido en su Palabra. No atinar a responder a Dios en sus demandas, sean cuales sean, es una afrenta directa al Creador y un lamentable error que se pagará demasiado caro. 

Lo que carece de valor, lo que es un mero simbolismo, no tiene la capacidad de cambiar vidas; pero el bautismo de Juan cambió vidas. El llevó, con su mensaje, un cambio a los corazones de aquellos que lo aceptaron y se arrepintieron. Fue ese arrepentimiento lo que los llevaba a bautizarse. Sólo un verdadero arrepentimiento produce cambios en las vidas de los hombres. 

Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. (Mateo 12:41) (También puedes leer: El Bautismo en el Nombre de Jesús)

Los que no aceptaron este bautismo, continuaron con sus vidas no arrepentidas. Incluso a los que vinieron sin este arrepentimiento, el mismo Juan, repudió con serias palabras:

Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. (Mateo 3:7-9)

Juan, con su bautismo, definitivamente no buscaba sólo un acto de obediencia, sino que él procuraba un cambio de vida real, con el fin de que las vidas cambiaran y los pecados fueran perdonados. 

El hecho de que fuera un bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados es determinante. Las personas que eran bautizadas, debían arrepentirse para que sus pecados fueran perdonados en el bautismo. No bastaba creer al mensaje de Juan y no bastaba arrepentirse, pues debían obedecer bautizándose y de esa manera justificar el mensaje de Dios por medio de los labios del profeta.

El propósito fundamental, era preparar a sus seguidores para que luego siguieran a Jesús, el Mesías. De esta manera terminaría su función y ministerio en el plan de Dios. (Si gustas, puedes leer: Mateo 28:19 y el Bautismo en el Nombre de Jesús)

«El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús». (Juan 1:35-37).

«Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe». (Juan 3:27-30)

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