DIOS ES EL DUEÑO DE LA MÚSICA

EL DUEÑO DE LA MÚSICA ES DIOS, REFLEXIÓN 

Por: Gustavo Barbosa

Los últimos tiempos no solo están plagados de falsos maestros habladores de vanidades. También están invadidos por un espíritu extraño suplantador de la genuina alabanza al verdadero Dios y la vida eterna. (También te puede interesar: La Falsa Adoración y Cómo Llegar a Ser Un Verdadero Adorador)

Esta obra es encubierta a través de supuestos adoradores que dicen exaltar al dueño y Señor de la creación, pero en realidad solo es un sofisma de distracción que sirve para atrapar a los indoctos amadores de concupiscencias, que sienten mucho placer y satisfacción en los sonidos interpretados con los diferentes instrumentos de música y las voces hábilmente utilizadas para sacar su propio provecho.

El apóstol lo advirtió y dijo: «Los que tales cosas hacen solo piensan en lo terrenal, por lo tanto el fin de ellos será perdición, y su dios no es el Dios eterno, sino su propio vientre» (Filipenses 3:19). El espíritu que los mueve es el de ser verdaderos ídolos dentro del pueblo evangélico, e incluso algunos miembros de la iglesia, columna y baluarte de la verdad también son seducidos por estos hombres y mujeres que son dirigidos, no por el Espíritu Santo, sino por un espíritu de querer ser dioses, de ser aplaudidos, de ser adinerados y de tener una fama que trascienda las fronteras.

Por eso, no es extraño hoy, encontrar pastores, líderes y congregaciones adelantando campañas, no para predicar y exaltar al que murió en la cruz del calvario (Cristo Jesús), sino el nombre de X o Y cantante internacional. (Te invito a leer el artículo: La Alabanza Cristiana Según las Escrituras)

¡Cómo abusan tomando de los incautos el dinero a través de trampas y montajes de carácter musical! Trampas como: conciertos, campañas y más incentivos, son utilizados por estos explotadores del evangelio para recoger fuertes sumas.

Se puede notar que es toda una maquinaria: por un lado pastores, líderes y congregaciones están adelantando su programación solo con un fin: recaudar dinero. Por el otro lado, los afamados cantantes y sus bandas de música, preparando y ejecutando canciones dedicadas a cualquier otro tema menos a alabar y a glorificar el nombre de Dios, a fin de satisfacer la demanda de su público, amadores de sí mismos y de toda vanidad.

Muchos de estos ídolos afamados han estado enredados en problemas de moral, pero esto parece no importar a todos los seguidores, pues al fin de cuentas se busca un solo fin: satisfacer sus deseos a través de música. ¿Que significa todo esto? Que no importa la vida intima con Dios, parece que lo importante es que se sea buen cantante y de fama internacional. Que sigan engañados los que son manipulados por el espíritu de error y desobediencia

¿pero la Iglesia? ¿Las personas lavadas con la sangre preciosa de Jesucristo y regenerados por el Espíritu Santo? ¡No hay razón!

El apóstol nos dice: «examinadlo todo; retened lo bueno» (1. Tesalonicenses 5:21) Lo que el apóstol está tratando de decir, es que si yo recibí el Espíritu Santo, yo puedo discernir entre la verdadera adoración por el espíritu santo, y la falsa adoración que sólo corresponde a emociones de la carne, incentivadas por la codicia producida por el espíritu de error.

Esto también significa que yo estoy en capacidad de llamar a las tinieblas, tinieblas y no más bien por lo contrario; llamando a las tinieblas luz y en el peor de los casos complaciéndome con ellas. En la Biblia hay una amonestación que dice así: ¿Hasta cuando oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearan el burlar, y los insensatos aborrecerán la ciencia? (Proverbios 1:22) 

LA MÚSICA TIENE SU ORIGEN EN EL CIELO Y DIOS ES EL DUEÑO

Es muy importante tener en cuenta que la música, instrumentos y voces, todo esto en conjunto tiene un origen. La Biblia nos cuenta que antes de que existieran los hombres ya había instrumentos de música y voces de canto. ¿A donde? En el cielo. (Quizás te pueda interesar: Las Alabanzas son Consecuencias de la Salvación)

En el libro del profeta Ezequiel 28:13 se nos dice claramente que entre las cosas que Dios creó: Creó la alabanza, y que ésta estaba compuesta de instrumentos de música y de voces angelicales. Se nos dice que el día de la creación del querubín protector, Dios tuvo toda una gran orquesta celestial amenizando el recibimiento de aquel gran querubín.

Esto debe bastarnos para que nos demos cuenta que la música y la alabanza tienen dueño y es Dios mismo. Ningún hombre por bueno que sea en este talento, podrá llenarse la boca diciendo que lo que hace es suyo o de su propiedad. Hay un solo dueño de la música, Dios. El la creó y a él le pertenece.

En Ezequiel 28:17, la Biblia nos cuenta que cuando el querubín protector se enalteció a causa de su hermosura, y se corrompió su sabiduría a causa de su esplendor; fue arrojado de las alturas. Apocalipsis 12:7 nos dice que «hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban ya no contra el querubín cubridor; sino que nos dice que este querubín se “transformó” en un dragón.

También dice que el dragón y sus ángeles lucharon pero no prevalecieron ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. En la epístola de Judas versículo 6, se nos dice: «Que a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo prisiones de oscuridad, en prisiones eternas para el juicio del gran día.

«Es claro y evidente que Satanás fue arrojado y con él vinieron todos los que participaron de la rebelión: No se descarta que entre los ángeles caídos estén muchos de los de aquella gran orquesta que estuvo tocando y cantando el día de la creación del querubín protector.

Estos espíritus extraños y malignos son los mismos que fueron echados junto con su líder promotor de rebelión. Entre las cosas que robaron y trajeron consigo fue el don glorioso de la alabanza que era algo exclusivo para adorar a Dios, y la pusieron en las mentes de los hombres impíos para que dieran gloria a otros dioses y de esta forma alejarlos del conocimiento del Santísimo que es el único Dios merecedor de alabanza.

Por eso, se hizo de los hombres (criaturas mortales) ídolos adorados por todos los fanáticos cegados por la ignorancia y por el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Así los hombres influenciados por estos espíritus extraños y movidos por sus emociones, idearon ritmos que incitan a la juventud y a todo aquel que caiga bajo la trampa de la inmundicia, la lascivia y la disolución.

Esta música conduce al hombre al consumo de alcohol, de drogas alucinógenas, y a cometer toda especie de suciedad sexual, expresando así su arrogancia, su soberbia, y su insubordinación a Dios. Para nadie es un secreto que esas figuras se convierten en los dioses de las grandes masas y que en sus conciertos arrastran con todo el mundo y hasta a muchos hermanos que andan debilitados en la fe.

Alguno dirá: bueno, yo tengo algunos álbumes, algunos CD´s, algunos casetes de mis cantantes preferidos que tuve en mi vida pasada, pero los oigo solo de vez en cuando y especialmente cuando estoy triste, y claro hermano, es que ya la música cristiana y la del mundo casi son iguales porque los mensajes de los unos y de los otros no es mucho lo que cambia.

Sí, estimado lector, tristemente tengo que darle la razón: Hoy hay variedad de música; no para alabar y adorar a Dios, sino para todos los gustos, y ¿sabe usted porqué? Porque en la Iglesia se ha hecho a un lado la unción del Espíritu Santo y se ha entrado en la etapa del profesionalismo, y estos no aprenden del Espíritu Santo, sino de aquellas figuras que están llenas de fama y dinero y que son dirigidos por el mismo príncipe de la potestad del aire, el espíritu que opera en los hijos de desobediencia, por eso no es raro que a medida que los demonios vayan controlando la mente de los hombres impíos con nuevos estilos, también en la Iglesia aparezca el mismo fenómeno.

Eso va como en una cadena, el Diablo primero impacta los suyos, después a los del evangelio diferente y por último llega a los “profesionales” de la Iglesia que están aprendiendo lo espectacular y novedoso de ellos.

En mi país (Colombia), se dice que el mensaje de salvación llegó aproximadamente por el año de 1937, y por el año de 1977 cuando yo entré al Camino de Salvación un culto era una verdadera fiesta celestial, los cánticos congregacionales se convertían en un puente entre la congregación y el cielo.

Yo me acuerdo que siendo un joven de 16 años, cuando comencé a ir a los cultos, algo que conmovió mis entrañas fueron los cánticos de la Iglesia. Cuando tuve la oportunidad de escuchar por primera vez a los cantantes cristianos entonando especiales, yo sin saber nada del Espíritu Santo tenía que reconocer que estos hombres tenían algo majestuoso y celestial.

Hoy 68 años después ¡cómo han cambiado las cosas! Hay grandes templos, muchos predicadores, y cantidad de músicos y cantantes. En la ciudad de Bogotá (que es la capital de mi país) donde hoy trabajo como pastor, el mensaje del evangelio se ha extendido ampliamente y se reúnen cientos y hasta miles para celebrar eventos especiales, pero hay algo notorio que se puede sentir y hasta medir con cifras alarmantes: es el vacío y la ausencia del Espíritu Santo en los cultos.

Hay muchos cantantes y muy buenos por cierto, pero llenos del mismo fenómeno. Quieren ir al ritmo y al ambiente del evangelio diferente.

Esta ciudad tiene 8 millones de habitantes y el evangelio diferente se la ha tomado por medio de diferentes sutilezas que conllevan a lo mismo. Acá no es raro encontrar conciertos supuestamente cristianos donde todos los aplausos son para los artistas.

En esos conciertos se baila y se presentan mujeres con atuendos inapropiados para una mujer que predique a Cristo. En esas tarimas altas saltan, gritan, hacen todo tipo de histeria y espectáculo en nombre de nuestro Señor y de su santo evangelio. Como si fuera poco ¡Existen las discotecas “cristianas”! Ya se las imaginará usted.

Este tipo de música y de espíritu suplantador es el que se esta metiendo sutilmente dentro de la Iglesia. Ya no se permite al Espíritu Santo obrar. Ahora es la euforia de los músicos y de los cantantes los que le ponen el tinte al culto, y se tiende más a ir por lo espectacular que a lo Espiritual.

Al culto Espiritual se le tilda de anticuado, a la obra y manifestación del Espíritu Santo en los cultos de desorden, a los hermanos que viven sujetos al Espíritu Santo y a la Palabra se les cataloga como fanáticos, como diciendo: El evangelio hoy día tiene que ser moderno o de lo contrario no lo podemos vivir.

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El Diablo ha logrado engañar a muchos llevándolos por el camino de la suplantación y de la imitación, pero yo sigo creyendo que la Iglesia es genuina y no debe aprender nada que provenga de corrientes extrañas impulsadas por el príncipe de la potestad del aire.

Hay que recordar, quien es el dueño único de la música y cómo es Dios, entonces lo que se debe hacer es llenarnos de Dios y él se encargará de poner música y letras en nosotros que lo exalten y le den la gloria debida a su nombre, sin necesidad de acudir a lo oculto y extraño que genera el príncipe de la potestad del aire.

Si en su país y en su congregación todavía no ha llegado este fenómeno, no permita que llegue, y si ya está, es tiempo de empezar a combatirlo antes de que produzca daños irreparables. 

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