LOS TRES OBSTÁCULOS DE PEDRO

PEDRO ES RESCATADO DE LA CÁRCEL, LO QUE NOS ENSEÑAN LOS TRES OBTÁCULOS DE PEDRO

Por: Thamás W. Drost

Pedro es rescatado de la cárcel

Tipología no es algo que solo se halla en el Antiguo Testamento. También en el Nuevo Testamento podemos hallar situaciones que tienen una vena tipológica debajo de la superficie de lo que la historia relata. Un caso muy bonito es la historia de cómo Pedro fue rescatado de la cárcel, la cual encontramos en Hechos 12:5-11.

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Aquí tenemos una historia muy interesante de la Palabra de Dios, de donde podemos sacar lecciones espirituales. Quiero que veamos la tipología que hay aquí.

LO QUE NOS ENSEÑA LA BIBLIA CUANDO PEDRO ES RESCATADO DE LA CÁRCEL

Pedro en la cárcel

Pedro había sido encarcelado por el Rey Herodes, al ver que, con haber mandado a matar al Apóstol Santiago, esto agradó a los judíos. O sea, que él decidió perseguir a la Iglesia porque descubrió que servía propósitos políticos. Ahora por qué libró Dios a Pedro y no a Santiago, no lo sabremos hasta llegar a la Eternidad.

Pero pueda ser que, cuando Santiago primero fue encarcelado la Iglesia se confió y no oró por él. En cambio, cuando Pedro fue encarcelado, la Biblia dice «…pero la Iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él».

Que Dios nos ayude siempre a tomar toda situación lo suficientemente en serio como para clamarle a Él pidiendo su protección e intervención. En esta historia podemos ver como Dios puede librarnos de cualquier circunstancia, no importa cuán desalentadora sea o parezca.

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Dice la Biblia que Pedro estaba en la cárcel, «durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y te dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión.

Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él». –Hechos 12:6. De allí Pedro llegó a la casa de Juan Marcos y se presentó sano y salvo ante los discípulos.

Pedro allí representa la condición espiritual en la que se halla el hombre – prisionero del pecado, encadenado por los vicios, y aun custodiado por Satanás y sus secuaces. La Biblia dice: «Por cuando todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» Romanos 3:23.

Pero Jesucristo dijo para que había venido: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos…» -Lucas 4:18. Notemos cierta secuencia en ésta historia y su aplicación a la vida del cristiano.

1) Estando en esa condición de prisionero al pecado (versículo 7), llega la predicación de la palabra a iluminarle el corazón y despertar en el individuo un deseo de conocer a Dios, un deseo de ser libertado de la esclavitud del pecado. Al levantarse, se le caen las cadenas. Esto ocurre en la Vida de todo el que llega a Dios.

2) Pero, notemos que a pesar de todo lo ocurrido hasta ahora, ¡Pedro todavía estaba en la cárcel! Imagínese si del gozo él empezara a dar vueltas diciendo que era libre! ¡Todavía estaba en la cárcel!

Aun había tres obstáculos que tenía que pasar Pedro (versículo 8,10) antes de estar fuera de esa cárcel. Todavía tenía que seguir las instrucciones divinas antes de quedar completamente libre. Pedro tuvo que pasar la primera y la segundo guardia, y luego la puerta de hierro que daba a la ciudad.

Esta historia presenta en forma tan vivida los pasos que una persona tiene que tomar para poder sentir y reclamar la completa libertad en Cristo. No basta con que su mente haya sido iluminada por la Palabra y haya sentido un poco del poder de Dios, al igual que Pedro, todavía tiene tres obstáculos que pasar, estos son los que hallamos en Hechos 2:38: (1) Arrepentimiento, (2) bautismo en agua en el Nombre de Jesús, y (3) el recibido del Espíritu Santo.

La Biblia dice en Santiago 1:22 «Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos». Jesús dijo: «Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» -Juan 8:31,32. Note bien que no es solo por el hecho de conocer la verdad que uno llega a ser libre, sino que hay una condición inicial «Sí vosotros permaneciereis en mi palabra», eso quiere decir, obedecer y hacer como dice Su Palabra.

Pedro en la cárcel, conclusión

Los tres obstáculos de Pedro en la cárcel

Hay demasiados que Dios les ilumina un poquito y ya creen que están completamente a salvo. ¡No te quedes dando vueltas en la celda, sino sigue las instrucciones hasta quedar del todo a salvo!

Otro ejemplo lo tenemos en el caso de Saulo en Hechos 9, vio una gran luz en el camino a Damasco, pero todavía tenía cosas que hacer. Incluso, a los tres días de estar arrepentido ¡todavía necesitaba el perdón de pecados! Esto lo podemos observar por lo que le dijo Ananías: «Ahora, pues, ¿Por qué te detienes? Levántate, y bautízate, y lava tus pecados, invocando Su nombre.» Hechos 22:16. Si no lo has hecho, ¡a ti te digo lo mismo hoy!

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