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PLURALES RELACIONADOS CON DIOS

Índice

Por: José de la Cruz Ríos

«Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano.» (Deut.32:39).

Existen algunas expresiones en la Biblia, y también algunas manifestaciones o referencias a manifestaciones de Dios que están en la forma numérica gramatical del plural. Tales referencias, manifestaciones y expresiones son utilizadas para contradecir, tanto la Unicidad de Dios, como el carácter absolutamente monoteísta del texto bíblico.

Observaremos algunas de estas referencias bíblicas intentando ver su armonía con toda la Biblia.

EL PLURAL ELOHÍM: 

Este sustantivo nunca está expresado o usado en el sentido de «dioses» cuando es aplicado al Dios de la Biblia. Tampoco es cierto que simbolice a la «Trinidad», ni implica un número de «personas divinas» en la Deidad. 

Se sabe con certeza que «Elohím» es usado para señalar al Dios de la Biblia como Único, pero, en Quien se reúnen todos los atributos divinos: Amor, Bondad, Ciencia, Conocimiento, Gracia, Inteligencia, Justicia, Majestad, Misericordia, Perdón, Poder, Sabiduría, Santidad, Soberanía… 

«Elohím» es la suma mayestática del Dios Único. El significado final de «Elohím» es una pluralidad de atributos y poderes. «Los hebreos pluralizaban los sustantivos para expresar –de esta forma- grandeza o majestad.»

Bíblicamente, la forma plural de «Elohím» solo puede ser entendida como expresión de la Majestad de Dios y no como una «pluralidad de personas en la Deidad», lo cual está basado sobre la insistencia, tanto de la fe judía como del uso idiomático del término, acerca de que sólo hay Un Dios Único, y porque el sustantivo sólo es usado en situaciones que definitivamente representan una única personalidad. Como, por ejemplo:

1- «Elohím» identifica la manifestación singular de Dios en forma humana a Jacob (Gén.32:30).

2- Los israelitas usaron el término «elohím» para denominar al becerro de oro que fabricaron en el desierto (Ex.32:1; 4; 8; 23; 31); sin embargo, podemos notar cómo el relato bíblico habla de un único becerro de oro, solamente (vss.4-5; 8; 19-20; 24; 35).

3- En el Antiguo Testamento, se usa con frecuencia el término «elohím» en referencia a dioses paganos singulares, como Baal-berit (Juec.8:33), Quemos (Juec.11:24), Dagón (Juec.16:23), Baal-zebub (2ªRey.1:2-3), y Nisroc (2ªRey.19:37).

4- Incluso, en el Antiguo Testamento es usado el término «Elohím» en referencia profético-mesiánica a Jesucristo (Sal.45:6. Zac.12:8-10. 14:5), y ni siquiera se intenta sugerir que haya una «pluralidad de personas» en Jesús.

De manera que, la palabra «Elohím» no indica «tres personas en la Deidad». Sólo un Ser llamado «Elohím» luchó con Jacob; sólo un becerro de oro fue llamado «elohím»; y, sólo una divinidad pagana a la vez era llamada «elohím». 


PRONOMBRES PLURALES: 

¿Cómo explicar esas expresiones plurales que hallamos en la Biblia, tales como «confundamos», «descendamos», «hagamos», «nosotros», «nuestra»? Si no es a las otras «dos personas divinas», ¿a quién, o a quiénes, pueden estar refiriéndose?

1º. Estas expresiones son pronombres personales en plural, y ellas básicamente prueban que la creación no fue llevada a cabo en oculto.

2º. Tales pronombres no están limitando a Dios, o señalando un determinado número de seres o «personas divinas», como pretende la doctrina trinitarista, y otras.

Es un hecho que Dios no estaba solo. Eso es lo que realmente estas expresiones demuestran. Ahora, a manera de argumento bíblico-teológico, –no como dogma, ni ninguna aseveración- sino como razonamiento deductivo basado en ciertos textos bíblicos, puede considerarse que eran los Querubines la causa por la que Dios dijera: «El hombre es como uno de nosotros» (Gén.3:22). 

Porque, dice en el vs.24, «Echó (Dios), pues, fuera al hombre, y puso al oriente de Edén querubines…»; ¡y aparentemente no hay nada que haga pensar diferente respecto de lo registrado en Gén.1:26-27 y 11:5-9! En Is.6:1-8, donde también se emplea el pronombre «nosotros», la referencia es clara a los Serafines, según los vss.2 y 6. Querubines y Serafines son órdenes angélicas que existían con Dios antes de la creación del mundo y del hombre.

La Biblia muestra que Satanás fue un Querubín, llamado «grande y protector» (Ez.28:12-19). Ahora bien, «enviar», es una función que en la Biblia es exclusiva de Dios; por lo cual el texto registra la pregunta: «¿A quién enviaré?», formulada por Dios Mismo. 

Luego tenemos la otra pregunta: «¿Y quién irá por nosotros?»; porque todos quisieran ir, pero no es función de los ángeles predicar el Evangelio, sino de los hombres. 1ªPed.1:10-12, «Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. 

A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.» Gál.1:8, «Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.»

¿Cuántos de estos seres celestiales: Ángeles, Querubines y Serafines, estaban con Dios rodeándole, el día de la creación del hombre, por lo que Dios exclamara «hagamos»? ¿O cuando dijo, frente a la torre de Babel: «descendamos y confundamos»? ¿O antes, cuando Adán fue expulsado de Edén y Dios dijo: «el hombre es como uno de nosotros»? ¿Y cuando Isaías tuvo aquella sublime visión, y oyó la voz, diciendo: «a quién enviaré y quién irá por nosotros?» Pero, lo anterior no es el único concepto razonable acerca de este asunto.

También se dice que Dios hablaba Consigo Mismo, concepto conocido como «el soliloquio Divino», equivalente al concepto de que Dios hablaba con la sabiduría, basado sobre Prov.8:22-30, personificando a la sabiduría y haciendo que parezca un «ayudante» de Dios en toda la creación. 

Se dice, además, que hablaba con –o a- los Ministros del Nuevo Testamento, afirmando que estos, supuestamente, ayudan y colaboran con Dios en «hacer» al hombre; y también se dice que es una referencia a la Iglesia como co-creadora del nuevo hombre. Todo esto es muy parecido a la aseveración acerca de que tales expresiones son referencias a las otras «dos personas divinas y distintas de la Deidad».

Realmente no es sabio generalizar todos los plurales bíblicos y tratar de interpretarlos bajo el mismo criterio. Es necesario tomar en cuenta el contexto gramático-literario y ponerle al asunto mucho sentido común. Debemos evitar dogmatizar al respecto, pretendiendo poseer la razón absolutamente. 

Pero lo que sí se demuestra claramente por medio de las Escrituras es que, Dios no habló con otra deidad, porque Él no conoce a otro Dios, ni existe con otro igual a Él:

Deut.4:39, «… Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra; no hay otro.» Deut.32:39, «… yo, yo soy, y no hay dioses conmigo…»

Is.37:16, «Jehová de los ejércitos… sólo tú eres Dios… tú hiciste los cielos y la tierra.»

Is.42:5 y 8, «Así dice Jehová, Dios, Creador de los cielos y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora en ella y espíritu a los que por ella caminan… Yo Jehová… a otro no daré mi gloria…»

Is.43:10-11, «… antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, Yo Jehová…»

Is.44:6; 8 y 24, «… Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios… No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno… Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo».

Is.45:5-6; 12 y 21-22, «Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí… para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo… Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé… no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí… yo soy Dios, y no hay más.»

Is.46:9, «… yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí». Is.48:11, «… mi honra no la daré a otro.» (También te puede interesar: Doctrina Pentecostal)


OTROS PLURALES RELACIONADOS CON DIOS 

Se pretende usar contradictoriamente otros elementos literarios de aplicación bíblico- doctrinal-teológico para afirmar el concepto de varias «personas divinas» en la Deidad. Tratemos de ver algo de esto en esta segunda parte de «Plurales Relacionados con Dios». 


LAS TEOFANÍAS: 

Ya definimos con anterioridad lo que es una «Teofanía». Digamos aquí que, como Dios es Omnipresente, el Único que posee el don de la ubicuidad, por lo tanto, es también el Único que puede ejercer la prerrogativa de manifestarse, o aparecer a diferentes personas en diferentes lugares, o a una sola a la vez. 

De modo que, no es necesario considerar que Dios sea más que Uno Solo –Único- para explicar ninguna de las «Teofanías». El Dios Único puede manifestarse en cualquier forma, en cualquier tiempo y lugar. Veamos unos ejemplos:

1- En Gén.18:1, leemos acerca de la aparición de Dios a Abraham, en Mamre. El vs.2, dice que Abraham miró y vio tres hombres. Se utiliza este pasaje bíblico para tratar de probar la «trinidad de personas divinas en la Deidad». 

El vs.22, muestra que dos de aquellos hombres partieron hacia Sodoma. Pero Jehová permaneció en Mamre hablando con Abraham. Al leer Gén.19:1, nos damos cuenta que los que se fueron hacia Sodoma eran ángeles. De modo que Jehová y dos ángeles aparecieron en forma visible a Abraham. Eso no prueba una «trinidad de personas divinas en la Deidad».

2- En varias partes del texto bíblico se puede leer acerca del «ángel de Jehová». Hay dos maneras para explicar el asunto del «ángel de Jehová»: 1, que es una manifestación -o «Teofanía»- de Dios en algunos pasajes, pero que sencillamente se trata de un ángel en aquellos pasajes donde aparecen dos seres angelicales; y, 2, que también puede aseverarse que «el ángel de Jehová» no es realmente una manifestación –o «Teofanía»- de Dios, sino más bien sencillamente un ángel, quien actúa como agente y mensajero de Dios. 

Es importante tomar en cuenta que tanto en hebreo como en griego la palabra usada para «ángel» significa «mensajero».

(También puedes leer sobre Cristología)

3- Algunos pasajes del profeta Zacarías, considerados como de muy difícil interpretación, hacen referencia al «ángel de Jehová»: Zac.1:7-17, el jinete entre los mirtos, a quien Zacarías llamó «adón», término hebreo que significa maestro o gobernador y se traduce «señor», título común; pero no lo llamó «Adonay», o «Jehová», término hebreo que también se traduce «Señor», pero que sólo es usado para designar a Dios. 

Zac.1:18-21, los cuatro cuernos y los cuatro carpinteros, visiones en las cuales el ángel representa a Dios: no es Dios. Zac.2:1-3, el hombre con la cuerda para medir, visión en que el ángel sólo transmite el mensaje de Dios. Zac.3:1-10, la visión del sumo sacerdote Josué, en donde la frase «Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda» (vs.2), significa que Jehová habló por medio del ángel. Por eso lo que se dice es: «Jehová te reprenda» y no «Yo te reprendo». 

Aquí el ángel era un mensajero que transmitía la Palabra de Dios, no Dios Mismo. Realmente, en estos pasajes de Zacarías, el llamado «ángel de Jehová» no era Jehová Mismo, sino un mensajero Suyo. Lo prueba el uso constante de la frase «así dice Jehová», usada por el mismo ángel.

También se explican estos pasajes indicando que aunque el ángel no era el Mismo Jehová sí estaba investido de su Nombre; o que el ángel no era Jehová en los capítulos 1 y 2 pero sí lo era en el capítulo 3; o que Jehová habló directamente a Zacarías en 3:2-4, mientras el ángel observaba silenciosamente. 

Todos estos puntos de vista nos merecen todo respeto. Pero, lo que nosotros queremos enfatizar es que, verdaderamente no tenemos que aceptar la supuesta existencia de «dos» o «tres personas» en Dios para explicar los pasajes referidos al «ángel de Jehová». La fe bíblica establece que Dios es Uno –Único- y no hay más. 


LA PALABRA HEBREA «hejhad»: 

Sabemos que la Biblia declara que Dios es Uno –Único- (Deut.6:4). Se pretende usar el término hebreo «hejhad» aplicado a la Divinidad bíblica como indicativo de una «unidad compuesta» y por tanto, como probatorio de la «trinidad de personas» en la Deidad. Es decir, que «hejhad» significa que Dios es una unidad o armonía.

Pero «hejhad» significa «uno» como numeral, y «primero» como ordinal, desde el punto de vista gramatical. Bíblicamente, «hejhad» es usado para expresar el concepto monoteísta de Un Solo Dios. La Concordancia de Strongs define el término con el significado de «único, primeramente uno».

También significa «sólo», «cada uno», «un hombre», «una vez». El término expresa solidaridad o armonía únicamente en sentido figurado, por ejemplo, para decir: «como un solo hombre»; y de igual forma se usa para expresar unidad, por ejemplo, para decir: «un ejército». 

No es cierto que «hejhad» exprese una unidad compuesta cuando se aplica a Dios. Dan.10:13, hablando de Miguel, el arcángel, dice: «… he aquí Miguel, uno («hejhad») de los principales príncipes…» 

También leemos en Ez.33:24, donde dice: «… Abraham era uno, («hejhad») y poseyó la tierra…» En Dan.7:13, volvemos a leer el término «hejhad»: «… del cielo venía uno («hejhad») como un («hejhad») hijo de hombre…»

Otros ejemplos bíblicos del uso de la palabra «hejhad» en el Antiguo Testamento: Jos.12:9-24, donde aparece una lista de reyes cananitas, cada uno de ellos designado por la palabra «ejhad» = «uno»; 1ªRey.22:8, en referencia al profeta Micaías, se dice: «… un («ejhad») varón…»; Ez.48:31-34, un listado de puertas, designadas indistintamente con el término numérico «hejhad» = «uno» u «otra», en ambos casos. 

En cada ocasión que se utiliza «hejhad» es con el significado de «uno» numéricamente. Toda la evidencia bíblico-textual en que se usa el término «hejhad» para referirse a Dios significa indiscutiblemente la absoluta Unidad –Unicidad- numérica de su Ser.

Cuando «hejhad» es usado para indicar un concepto de unidad o armonía en relación con la Deidad, siempre tiene la connotación de unidad o armonía respecto de los múltiples atributos de Dios, y no una unidad cooperativa de personas separadas o «distintas» en la Deidad.

Si «hejhad» no significa «uno» numéricamente, entonces estaríamos a merced del politeísmo, pues, tres o más dioses separados –»personas distintas en la Deidad»- pueden realmente llegar a ser uno en mente y propósito. Pero, la intención del Antiguo Testamento es clara al contraponer al politeísmo un uso del término «hejhad» para enfatizar el concepto acerca del Dios Uno –Único- en sentido absolutamente numérico. 

Así en Is.44:6, donde la idea que se enfatiza con el término «hejhad», Dios como Único, está claramente expuesta: «Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios». 

 LA SABIDURÍA DE DIOS: 

Se pretende demostrar la existencia de más de un ser divino constituyendo la Deidad por medio de «personificar» la sabiduría, con base en Prov.8:22-23. Es claro que la sabiduría no puede ser entendida como «una persona», ya que ésta caracteriza a Dios como Ser Omnisciente: que tiene Omnisciencia, que posee sabiduría total y el conocimiento anticipado, exacto o perfecto de todas las cosas reales y posibles, lo cual es un atributo exclusivo de Dios.

Tanto para Melquisedec como para Abraham, «el Dios Altísimo» –El Elyón- es el Único Dios Creador «de los cielos y la tierra» (Gén.14:18-22); para Moisés es el Creador del pueblo de Israel: «… ¿No es él tu padre que te creó? Él te hizo y te estableció.» (Deut.32:6); para el rey David es su formador y hacedor: «Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre» (Sal.139:13). 

La «sabiduría», en el texto de Proverbios, es una figura literaria a la que se le atribuye facultades de «ser», con personalidad independiente, pero en realidad ella no posee existencia propia, ni ontológica; es decir: no es un «ser», o «ente» –una entidad personal. El uso de la palabra «sabiduría» tiene la misma connotación en Prov.1:20-33; 8:1-36; y 9:1-6.

Literariamente siempre se emplean estas figuras, por medio de las cuales un autor personifica una idea, una emoción, o algo intangible para enfatizar, o iluminar, o ilustrar. 

Es un gran error tratar de personificar la figura bíblico-literaria de «la sabiduría», implicando de esta forma una distinción de «personas» en Dios; sobre todo porque, si ponemos un poco de mejor atención al contenido del texto bíblico, donde aparece, la sabiduría ¡es figurada como una mujer! De tal modo que, si se trata de «la segunda persona de la Deidad», entonces ésta es del sexo femenino.

Dios utilizó su Sabiduría cuando creó el universo: Sal.136:5-9, «Al que hizo los cielos con entendimiento –sabiduría-…»; Prov.3:19-20, «Jehová con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia – sabiduría. Con su ciencia los abismos fueron divididos…»; Jer.10:12- 16, «El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría…» 

Así como la sabiduría de un hombre no constituye una persona distinta de sí mismo, igualmente la sabiduría de Dios no es «una persona independiente» de Él.

Dios posee la Sabiduría y tiene potestad sobre ella, pudiendo impartirla al hombre a Voluntad Propia. La Biblia nos enseña que Cristo es «Dios manifestado en carne» (1ªTim.3:16); por tanto, toda la Sabiduría y también el Poder de Dios están en Él y constituyen Su Persona: Col.2:2-3, «para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.»; 1ªCor.1:24, «mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.» 

Esto no significa que Cristo es «una persona separada de Dios», sino más bien que en Cristo reside toda la sabiduría y todo el poder de la Deidad, juntamente con todos los demás atributos de Dios, de tal manera que es por Cristo que la sabiduría y el poder divinos son manifestados o revelados al hombre. La sabiduría es, entonces, un atributo de Dios descrito en el Antiguo Testamento y revelado en y por Cristo en el Nuevo Testamento. 


LA EXPRESIÓN TRIPLE «SANTO, SANTO, SANTO»: 

En Is.6:3, dice: «Y el uno al otro daba voces, diciendo: «Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos…» No hay forma de probar que aquí se esté implicando que Dios sea «una trinidad». 

En la Biblia ocurre con cierta frecuencia la repetición doble o triple, y es una figura literaria, de dicción, usada para imprimir mayor fuerza o hacer énfasis, y también es entendida como un hebraísmo que constituye un superlativo. 

Dios es más Santo que repetir tres veces el calificativo, como si fuera una invocación mágica, una especie de frase-amuleto, o la letanía de una oración tradicional, o un estribillo obligado.

Por ejemplo: en Jer.22:29, leemos que dice: «¡Tierra, tierra, tierra! Oye palabra de Jehová.», pero no se indica allí que haya tres tierras. 

Se dice que la expresión triple del calificativo «santo» quizás sugiera la trascendencia de Dios con respecto del tiempo: pasado, presente y futuro, por lo que se dice en Ap.4:8-11, «Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. 

Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.» 

Así que, la triple expresión «Santo, santo, santo» enfatiza fuertemente la Santidad de Dios y no constituye, ni implica una pluralidad de «personas distintas» en la Deidad. 


LAS REPETIDAS DENOMINACIONES DIOS O JEHOVÁ:

En Núm.6:24, se repite tres veces «Señor» o «Jehová» en el mismo versículo, y dos veces, como en Gén.19:24, Dan.9:17, y Os.1:7. 

No se está indicando en estos pasajes de la Escritura una pluralidad de «personas distintas» en la Deidad. Núm.6:24-29, constituye sencillamente una oración en la que se enfatiza el deseo de la bendición del Señor sobre «los hijos de Israel». 

En Deut.6:4 se repite dos veces «Jehová», sin que eso signifique que se trata de «dos personas distintas». Es igual en el caso de Gén.19:24.

En Dan.9:17, la expresión «por amor del Señor», es un uso en tercera persona del modo gramatical para referirse a Dios; y en Os.1:7, es igual que lo anterior, solo que aquí es en boca de Dios Mismo que se pone el uso del modo gramatical en tercera persona. 

Es un uso común y normal del modo de hablar y de ninguna manera, donde aparecen estas repeticiones: «Dios», «Jehová», «Señor», se está sugiriendo que la Deidad está compuesta por varias «personas distintas». 


EL ESPÍRITU DE JEHOVÁ: 

Varios pasajes bíblicos en el Antiguo Testamento mencionan el Espíritu de Jehová, frase con la cual sólo se procura expresar con un fuerte énfasis que el Señor es realmente Espíritu: eso es su Esencia.

Además, enfatiza la obra de Dios entre los hombres. Pero de ninguna manera indican una pluralidad de «personas divinas» en el Ser de Dios, del mismo modo que hablamos del espíritu de un hombre sin pretender sugerir que se trata de un ser compuesto de «dos personas distintas». 

Leyendo el texto de Is.59:21, uno puede darse cuenta con claridad de esto: «… El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.» El énfasis aquí es en el sentido de recordar siempre que Dios, Quien es Espíritu, es Único. 


«JEHOVÁ EL SEÑOR Y SU ESPÍRITU»: 

Esta frase se encuentra en Is.48:16, y no se refiere a «dos personas distintas», tal como tampoco las frases «un hombre y su espíritu» o «un hombre y su alma» sugieren que un hombre sea «dos personas».

Por ejemplo, el rico de la parábola de Jesús, habló a su alma (Luc.12:19), pero eso no significa que él era «dos personas distintas». 

Es igual el caso de pasajes bíblicos como Is.48:17, donde aparece la frase «el Santo de Israel», o en Is.63:7-11, donde se habla de Jehová y «su santo Espíritu»; o en Is.63:14, donde se menciona «el Espíritu de Jehová». 

Realmente no existe ninguna distinción entre los términos «Espíritu» o «Jehová» cuando son referidos al Dios de la Biblia. Dios es Espíritu; es Jehová, Cuyo Espíritu actúa, se mueve en el universo y entre los hombres. 


EL «ANCIANO DE DÍAS» Y EL «HIJO DEL HOMBRE»:

Según Dan.7:9-28, Daniel vio dos figuras: una es llamada el «Anciano de días»; la otra figura es identificada como «uno como un hijo de hombre». 

Entre los trinitaristas se interpreta esta visión como «Dios el Padre» y «Dios el Hijo». Cuando se lee y compara este pasaje de Daniel con Ap.1:12-18, donde se registra la visión de Juan, según la descripción que allí se hace de la figura que aparece al Apóstol, ¡parece que es el «Anciano de días» y que no es otro que Jesucristo Mismo!

En Ap.20:11-12, leemos que Quien está sentado en el Trono Celestial es el Juez y en diversos pasajes bíblicos se explica que Este es Jesucristo, Quien aún siendo el Hijo del Hombre, juzgará a los hombres (Mat.25:31-46. Jn.5:22-27. Rom.2:16, «…Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres…» 2ªCor.5:10, «Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o malo.» (Rom.14:10-11). 

Además, el que está sentado en el Trono Celestial es Jesucristo, Quien en Ap.4:11, es identificado como el Creador; y sabemos que se trata de Jesucristo por pasajes bíblicos como Jn.1:1-3 y Col.1:16. «Hijo del Hombre» es una frase bíblica que puede significar:

1- Una referencia a la humanidad como tal o a cualquier hombre; como en Sal.8:4. Sal.146:3. Is.51:12. Jer.49:18.

2- Una referencia a un hombre en particular; como en Ez.2:1; 3; 6 y 8. Dan.8:17.

3- Una referencia a un hombre a quien Dios ha dado poder y soberanía; como en Sal.80:17.

4- Una auto-aplicación que se hizo el Señor Jesús de la frase en repetidas ocasiones, ya como un sinónimo de primera persona: «Yo»; ya como un título para enfatizar Su propia humanidad; y también en algunas instancias para implicar junto con Su humanidad, la autoridad y el poder que reposaban en Él; como en Mat.24:30 y 25:31.

5- Una referencia a una figura profética-representativa; como en Dan.7:13, en donde el «hijo de hombre» que se acerca al «Anciano de días» constituye una representación de los santos de Dios, quienes heredarán el Reino de Dios. 


EL «VERBO DE DIOS»: 

Nadie que sea serio puede sostener el argumento acerca de que «el Verbo de Dios» en el Antiguo Testamento sea una «segunda persona en la Deidad». Dios y «El Verbo» son Uno Solo, y por tanto inseparables.

Así como la palabra de un hombre y el hombre mismo no son «dos personas distintas», igualmente Dios y «El Verbo» no son «dos personas distintas». En Sal.107:20, leemos: «Envió su palabra…»; y en Is.55:11, «así será mi palabra que sale de mi boca…» Obviamente, «El Verbo» –La Palabra- es la expresión que sale de Dios porque es reflejo de sí Mismo y no una «persona» aparte de su Deidad. 


«EL HIJO» Y OTRAS REFERENCIAS AL «MESÍAS»: 

Tenemos varias referencias en el Antiguo Testamento al «Hijo» y al «Mesías», pero ninguna de ellas significa una «dualidad de personas» en la Deidad, ni la pre-existencia de un «Hijo». 

Por ejemplo, Sal.2:2 y 7, hablan de Jehová y su Ungido, y del «Hijo»; Sal.45:6-7 y 110:1, son referencias a Jesucristo que lo describen como Dios y como hombre ungido, y como el Señor de David; Prov.30:4 e Is.7:14 y 9:6, mencionan a Jesucristo como Hijo; pero, todos esos pasajes son de carácter absolutamente profético; ninguno de ellos constituye conversaciones entre «dos personas» de la Deidad, sino que describen a Dios como engendrando y ungiendo al hombre Cristo (Sal.2:2-7); al hombre Cristo como sometiéndose a la voluntad de Dios y como siendo un sacrificio por el pecado (Sal.45:6-7); a Dios como glorificando y dando poder al hombre Cristo (Sal.110:1). 

Los pasajes de Isaías señalan proféticamente el hecho de la manifestación de Dios en carne. Así, otros pasajes mesiánico-proféticos, que indican que el Mesías sería Dios y Hombre. Léanse los siguientes pasajes bíblicos: Is.4:2 y 42:1-7. Jer.23:5-6 y 33:15-16. Miq.5:2-5. Zac.6:12-13.