PARÁBOLA DEL MAYORDOMO INFIEL

CARACTERÍSTICAS DE UN MAYORDOMO FIEL

Un administrador es un gerente de un hogar o asuntos; alguien a quien se le confía una responsabilidad significativa. En las Escrituras, podemos leer la parábola del mayordomo injusto y las características que un buen mayordomo no debería emplear en Lucas 16: 1–13.

(También te puede interesar: Mayordomía Cristiana)

4 CONCEPTOS DE ENFOQUE DE SER UN SIERVO FIEL Y PRUDENTE

Conoce tu papel

Tenemos una tendencia a identificarnos por lo que hacemos todos los días: cuidador a tiempo completo, abogado, empleado de una tienda de comestibles, etc. Nuestra respuesta debería ser que somos un sirviente a tiempo completo del Señor y un trabajador a tiempo parcial aquí en la tierra. Perdemos de vista cuál es nuestro papel en el Reino de Dios: Un mayordomo.

(Quizás te pueda interesar: Integridad Espiritual)

Vivimos una vida que debe ser identificada y alineada con un sirviente (Gálatas 2:20). Dios nos confió cosas en esta vida para administrar, mantener y prosperar. Debemos tener cuidado con la forma en que manejamos las responsabilidades que se nos han asignado.

Si bien somos un «administrador» (Mayordomo) de los recursos de Dios, no podemos enredarnos en nosotros mismos o en nuestro título. Si no lo hacemos, Dios nos ayudará a recordar quiénes somos y dónde necesitamos mejorar. 

Recordemos que al mayordomo infiel se le dijo: «…Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo» (Lucas 16: 3).

Se Sabio

Cuando nos equivocamos en nuestra gestión de los recursos de Dios, debemos ser lo suficientemente inteligentes como para decidir no rendirnos, ¡Pero intentar nuevamente y solucionarlo! No podemos ser tontos o seremos una pena para nosotros mismos y para quienes nos rodean.

Necesitamos buscar a quienes nos rodean que tengan experiencia, sabiduría y conocimiento. Si alguien más ha aprendido lecciones en la vida, ¡Acuda a ellos para pedirle consejo!

Arregla tu problema


El mayordomo en nuestra parábola
decidió cobrar las deudas de aquellos que le debían a su maestro (Lucas 16: 5). Si bien es posible que no hayan podido pagar toda su deuda, él recaudó lo que pudo. No se fue solo en medio de su desastre, ¡El administrador trató de solucionar el problema!

(También te invito a leer: Ética Cristiana)

Zaqueo era un recaudador de impuestos que engañaba a todos. Pero, después de un encuentro con Jesús, decidió arreglar su situación. Dio la mitad de sus bienes a los pobres y restauró lo que había engañado a la gente cuatro veces como nos lo relata Lucas 19:8:

«Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado» 

La salvación llegó a su casa ese día porque solucionó el problema de su mayordomía (Lucas 19: 9). Cuando hacemos un esfuerzo por restaurar, arreglar y arrepentirnos de lo que hemos hecho como mayordomo infiel, ¡Dios nos perdonará!

Ser fiel

La recompensa y la promoción llegan a aquellos que son fieles. Dios derribará a uno y levantará a otro; no podemos promocionarnos, «Porque ni de oriente ni de occidente, ni del desierto viene el enaltecimiento. Más Dios es juez; a éste humilla, y a aquél enaltece» (Salmos 75: 6–7).

En nuestro trabajo por el Reino de Dios, necesitamos hacer un esfuerzo adicional y esforzarnos más. Nuestra recompensa por el trabajo que hacemos en esta vida puede no verse en las riquezas terrenales, sino en las celestiales.


Podemos ser fieles en algunas cosas, pero Dios nos hará gobernar sobre muchas,
tal como dice Mateo 25:21 «…Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor». 

(Si deseas leer más estudios bíblicos puedes ir  la sección de Enseñanzas Bíblicas)

Dios dará poder a los fieles. Más que nada, debemos ser buenos administradores de las almas del Reino de Dios y asegurarnos de que nunca dejemos de ser un buen administrador de su cosecha.

EL MAYORDOMO FIEL Y LAS RIQUEZAS CELESTIALES

La lección más importante que podemos aprender de esta parábola es que si no somos fieles con las cosas de otra persona, Dios sabe que no seremos fieles y un buen administrador de las cosas cuando sean nuestras. Si no podemos ocuparnos de lo que hay en este mundo, no podremos cuidar las riquezas celestiales, el Espíritu Santo, que Dios pone en nuestra vida.

Dios requiere que los mayordomos sean fieles: «Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel» (I Corintios 4: 2). 

Debemos preguntarnos hoy, ¿Cómo estamos manejando las verdaderas riquezas que Dios ha puesto en nuestra vida? Seamos buenos mayordomos hoy para que Dios pueda confiarnos las cosas que realmente importan en esta vida y en la próxima.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en Aceptar, aceptas el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.   
Privacidad