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LA FE ES EL ÚNICO CAMINO

EL CAMINO DE LA FE (Hebreos 11:1-40)

A. LA FE, EL MEJOR CAMINO, PREPARACION DEL ESTUDIO EL CAMINO DE LA FE:

1. Análisis: Habiendo presentado la fe como el principio de la vida espiritual con una cita de Habacuc 2, “Mas el justo vivirá por fe” (10:19-39), el escritor procede a clarificar los puntos que él ha propuesto.

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En primer lugar, él define o describe la fe. Luego, presenta una serie de ilustraciones biográficas. Por medio de estos ejemplos, muestra que la fe fue el elemento esencial en cada vida, estableciendo así el tema de la división, “La Fe, El Mejor Camino.”

Ud. notará que estos ejemplos son tomados de varias dispensaciones. Por eso, vemos que la fe ha sido el principio de la vida espiritual en cada época, y todavía lo es (11:1-40).

2. Bosquejo: (Hebreos 11:1-40)

a. La Definición é Ilustración de la Fe (11:1-40)

(1) La Fe Definida o Descrita (11:1-3)

(2) Ejemplos de Fe en Aquellos Antes del Diluvio (11:4-7)

(3) Ejemplos de Fe en las Vidas de los Patriarcas (11:8-22)

(4) Ejemplos de la Fe de Moisés (11:23-28)

(5) Las Hazañas de Fe (11:29-38)

(6) La Perfección por medio de la Promesa (11:39-40)

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B. DESARROLLO DEL TEXTO:

1. La Definición e Ilustración de la Fe (11:1-40)

a. La Fe Definida ó Descrita (11:1-3)

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción (11:1). La palabra “certeza” viene de una palabra griega que lleva el sentido de lo que soporta. En este sentido la fe es el fundamento solido que soporta la esperanza; así, tenemos en la fe “la certeza de lo que se espera.

Pero, la fe Bíblica no es una creencia deseada o esperanzas de fantasía. Nuestras esperanzas son basadas sobre “lo que está escrito” y nuestra fe en la Palabra de Dios “soporta” como un fundamento firme de nuestra esperanza. «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera«

La fe es la “mano del alma” con la cual podemos “asir” o “alcanzar” lo que se espera” y lo que no se ve.” Es por la fe que podemos “ver” y “asir” las “realidades invisibles” de lo siguiente:

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(1) Salvación –La fe que salva es una fe activa, una fe que se expresa en obras. “La fe sin obras es muerta” (Santiago 2:20).

(2) La mano de Dios en nuestra vida diaria. Todas nuestras pruebas son más soportables cuando “vemos” la mano invisible de Dios en ellas. Cuando El provee nuestras necesidades, podemos, por la fe, ver Su mano. Cuando se necesita Su gracia y Su gracia es suficiente, vemos aquella santa mano en nuestras vidas.

(3) Nuestro galardón eterno. Aunque estas realidades no son vistas todavía, son claramente visibles al ojo de la fe.

En un breve pasaje (1:2) Pablo se refiere al poder de la fe en las vidas de los “antiguos.” Sus vidas fueron controladas por la fe. Es decir, ellos confiaban en un Salvador, que no se veía todavía. Ellos esperaban al Salvador sobre la base de la promesa de Dios. Luego, sus vidas fueron premiadas por medio de la fe. En vida, ellos tenían una meta, un propósito, una esperanza. Después que sus vidas terminaron, ellos “alcanzaron buen testimonio mediante la fe.

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Esta primera ilustración presentada de la naturaleza de la fe es diferente de las demás. No es el caso de un individuo mostrando fe, sino un objeto de la fe; un hecho registrado, que conoceríamos sólo por la autoridad de las Escrituras. 

Una larga lista cronológica de casos está en la mente del Apóstol; y siendo que la lista llega hasta el principio del tiempo, naturalmente la creación se presenta como una cosa que podemos conocer sólo por la fe.

En este versículo, la fe es presentada como un poder u órgano espiritual, esa facultad perceptiva de la mente por la cual comprendemos la verdad dicha. Es verdad, hay base en la naturaleza sobre la cual la razón puede inferir que todas las cosas fueron echas por un Ser de Sabiduría y Poder; pero el modo de la creación, como está descrito en Génesis, jamás podría haber sido descubierto por las investigaciones del hombre. La mente basa su creencia, en este caso, no sobre la investigación, experiencia ó deducción, sino sobre el testimonio de la Santa Escritura.

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Así, vemos que la fe es la doctrina fundamental de la Biblia (Hebreos 11:3). El universo no fue creado por, o a través de la fe, pero nuestro entendimiento de como fue creado es un asunto de fe. A través de, y por la fe en el relato bíblico de la creación rechazamos las suposiciones fantásticas y asunciones sin fin de la evolución. 

El hombre que tiene fe en el relato bíblico de la creación es inteligente porque empieza con un Dios inteligente de la creación. El escéptico que mantiene que la materia y movimiento son los únicos elementos eternos tiene una fe que no es inteligente porque él empieza con material que no es inteligente. 

Para el cristiano, la fe expresada en este versículo es fundamental. A esto tenemos que adherirnos, la fe nos capacita a entender “haber sido constituido el universo por la palabra de Dios. . .” Es decir, El habló y existió. Su palabra creadora, “ … el aliento de su boca” (Salmos 33:6-9) fue el medio por el cual Dios constituyó todo lo que existe en tiempo y espacio. Este “entendimiento” viene por, y a través de la fe en la Santa Palabra de Dios.

En la luz de estos hechos, considere la teoría trinitaria que Dios, una “primera persona” creó el universo por, y a través de una “segunda persona,” quien fue también Dios, pero separado y dis tinto de Dios, la “primera persona.” Esto generalmente se hace al intentar personificar el “Verbo” en Juan 1:1. Esto es absurdo. Tal enseñanza es una negación abierta de esta preciosa porción bíblica, tanto como a muchas otras. 

La palabra, por la cual Dios constituyó el universo, no es una segunda persona en Dios, sino la expresión audible, la pronunciación de Su voluntad Divina o pensamiento (Logos en Juan 1:1). “El dijo y fue hecho” (Salmos 33:9).

Además, el pasaje (Hebreos 11:2) revela que Dios no hizo el universo de materiales pre-existentes, sino que ¡El lo creó de la nada! El habló y existió.

b. Ejemplos de Fe en Aquellos Antes del Diluvio (11:4-7)

Mientras que Ud. observa estos tres ejemplos, note como cada uno lleva una semejanza sobresaliente a un paso en la salvación del Nuevo Testamento. Es decir, en Abel, vea el ejemplo de fe en la sangre; en Enoc, vea la fe exhibida en el hecho (obras) de andar con Dios; en Noé, vea la fe en el juicio venidero, en “cosas que aún no se veían.”

(1) Abel, El Testigo Muerto (11:4). 

El gran factor de distinción entre el sacrificio de Abel y el de Caín fue la “fe,” es decir, fue “por la fe” que Abel ofreció “más excelente sacrificio que Caín.” ¿Cómo es que él tuvo fe? ¿Por qué no tuvo Caín fe, también? Eran hermanos. ¿Por qué la diferencia?

La fe es por el oír” (Romanos 10:17), y es evidente que ambos habían oído la voluntad de Dios en el asunto. Sin duda, Adán dio instrucciones a ambos hijos. Abel escuchó y creyó. Dios había mostrado a Adán un modelo de un sacrificio de sangre (Génesis 3:21) y la fe de Abel en el sacrificio de sangre fue demostrado por su hecho de ofrecerlo.

Caín recibió la misma instrucción, pero “por no ir acompañada de fe” (Hebreos 4:2) él se descuidó en obedecer Indiferente a la voluntad de Dios en el asunto, él ofreció un sacrificio de su propia elección. Pero, Dios lo rechazó porque no demostró fe por la obediencia. Fue un producto de voluntad propia e indiferencia a la voluntad de Dios, por tanto, inaceptable a El.

Así, “por lo cual (el sacrificio de Abel) Abel, siendo muerto, aún habla por ella (su fe).” El habla en contra a la voluntad propia e indiferencia en las cosas que pertenecen a Dios y al servicio cristiano. El nos dice que el Camino de Dios es el único camino. Él declara que la fe es el mejor camino, ¡el único camino!

(2) Enoc,  caminó con Dios, agradó a Dios (11:5). 

Siendo que “sin fe es imposible agradar a Dios,” sabemos que Enoc era un hombre fiel a Dios, porque dejó el testimonio de haber agradado a Dios, y Dios lo traspuso. Enoc caminó con Dios. Enoc se movió como el Señor le movió. Enoc vivió en armonía con la dirección de Dios. Enoc, “por la fe” dejó un lindo ejemplo de una vida dedicada y disciplinada. La fe fue el principio de su vida espiritual.

(3) Noé, El creyó y obedeció (11:7). 

«Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían…» ¡Creyó! Aunque él nunca antes había visto algo semejante a un diluvio, creyó en la advertencia de Dios. Nosotros nunca hemos visto un lago de fuego,” pero tenemos la Palabra de Dios sobre el asunto. Algunos se burlarán; otros rehusarán el pensar en una cosa tan terrible; pero, los que creen en Dios seguirán el ejemplo sabio de Noé

Noé se movió “con temor,” esto es una señal de sabiduría porque “el temor de Dios es el principio de sabiduría.” Noé “preparó el arca” una cosa inútil y fea; es decir, hasta que las “cosas que aún no se veían” llegaron a ser una realidad aterradora. Su fe en la Palabra de Dios, expresada en sus obras, se convirtió en el arca para la salvación de su casa y por aquella obra de fe “condenó al mundo.

Hasta ahora, la fe es el principio de la vida espiritual, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay . .” (11:6), es decir, el hombre no puede acercarse a Dios sin ser convencido que Él existe, aunque sea invisible. Esto requiere fe. Además, él tiene que creer que “es galardonador, es decir, no sólo tiene que creer que hay un Dios, tiene que esperar en recibir lo que se espera.” Así es la fe que agrada a Dios.

Luego, acercándose a Dios con sus peticiones, no debe “pedir mal, para gastar en vuestros deleites,” (Santiago 4:3) o va a pedir y no recibirá. Que cada oración siga el ejemplo que nuestro Señor nos dejó en el huerto. Después de orar “pase de mí esta copa,” Él concluyó la petición con las palabras, “pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). La voluntad humana sujetada a la voluntad Divina.

c. Ejemplos de Fe en las Vidas de los Patriarcas (11:8-22)

La fe de Abraham es vista en su obediencia indiscutible a Dios. “Llamado”, Abraham, “obedeció para salir … y salió sin saber a dónde iba” (11:8). Esta fe iba a ser manifestada a través de la vida del patriarca. Desde este primer hecho de fe, él siguió la voz de Dios ciegamente. “Sin saber” a dónde le guiaría, pero sabiendo que era correcto seguir, él “salió.”

Abraham vivió “por la fe” escogiendo perseguir las metas espirituales (11:9-10). Él “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Podía haber sido satisfecho con herencia mundana y material de la tierra, pero dentro de su alma había una convicción, basada en la promesa de Dios, que “cosas mejores” le esperaban. Fue esta fe que le impulsó a habitar “en tierra ajena” y morar en tiendas como peregrino y extranjero.

La fe sola puede causarnos rehusar las atracciones de esta época presente y confesar que somos “extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (11:13). Por la fe, podemos declarar, “Este mundo no es mi hogar.” ¡Por la fe, nosotros, también, esperamos aquella ciudad!

La familia de Abraham compartió su fe. Sara, siendo estéril, concibió y dio a luz a Isaac “Porque creyó que era fiel quien lo había prometido” (11:11). Y de Isaac vino una multitud innumerable de descendientes.

Aunque no recibieron las promesas en sus vidas, “mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo y confesando” (11:13). Esto es fe verdadera y viva. Denodados por circunstancias externas, con firme creencia, ellos aceptaron al invisible como si estuviera presente por causa de lo que Dios había prometido. 

Ellos “confesaron” y así “claramente dan a entender que buscan una patria” (Hebreros 11:14). Si hubieran deseado, podían haber regresado a su estado anterior (Hebreos 11:15). Pero, creyendo a Dios, “anhelaban una mejor, esto es celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos” (Hebreos 11:16). 

Dios honra a aquellos que le honran. Todo lo que ellos tenían como base de su esperanza y anhelo era la promesa de Dios, y ésta era suficiente; “Porque les ha preparado una ciudad.” El dijo, “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. . para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3). ¡Qué preciosas promesas! Que nos mantengamos firmes para que podamos recibirlas.

La fe de Abraham fue probada en muchas maneras, pero la prueba más severa fue “cuando fue probado” y “ofreció a Isaac” (11:17-19). Era “en Isaac” que la semilla de promesa habitaba. Abraham sabía que Dios le había dado a Isaac por un nacimiento sobrenatural. 

Es decir, “de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud” (11:12). Por tanto, él sabía “que Dios es poderoso para levantar aún de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir (11:19). 

Abraham miraba al nacimiento sobrenatural de Isaac como «la convicción de lo que no se ve» y sabía que el mismo Dios, quien le había dado de la “muerte” en una figura, fue “poderoso para levantar aún de entre los muertos.”

Sus descendientes siguieron el ejemplo de fe. Isaac bendijo a Jacob y Esaú respecto a cosas venideras, “por la fe.” Jacob, al morir bendijo a ambos hijos de José (11:20-21). Tal vez merece notar que ambos, Isaac y Jacob, rindieron sus voluntades a la intervención divina, pues en ambos casos, el menor fue bendecido sobre el mayor. 

La fe halla su mayor exhibición en nuestras vidas cuando podemos decir honestamente, respecto a algo muy importante para nosotros, “no sea como yo quiero, sino como tú.” Por la fe, podemos rendir nuestras vidas a El.

Usted notará que cada ejemplo ilustra un aspecto distinto de la fe. Como una lindísima obra de arte, cada detalle añade profundidad y perspectiva a la comprensión del retrato compuesto. Cada ilustración amplifica el concepto de la fe. Este es el propósito del escritor

d. Ejemplos de la Fe de Moisés (11:23-28)

El mismo hecho que Amram y Jocabed confiaron en la Providencia Divina expresó su fe. “Por la fe” ellos escondieron a Moisés y “no temieron el decreto del rey” (11:23). Dios honró este hecho proveyendo una manera por la cual Jocabed pudo criar a su hijo, por lo menos durante su infancia. ¡Que Dios nos dé más padres fieles que esconderán a sus hijos de las fuerzas destructoras de esta época actual!

“Por la fe,” Moisés renunció a su posición en la corte de Egipto (11:24). No fue una acción precipitada, sino “hecho ya grande” 40 años de edad. Había considerado el precio. Había comparado el camino de “ser maltratado con el pueblo de Dios” al de “gozar de los deleites temporales del pecado.” 

Moisés escogió el primer camino, dándose cuenta que si los “deleites” del pecado son sólo “temporales,” el “maltrato” no podía durar más. “Por la fe … tenía puesta la mirada en el galardón.” Su estimación del “vituperio de Cristo” lo puso muy en alto sobre los tesoros de los egipcios” en valor su preferencia fue basada sobre lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” ¡Fue por la fe!

Note los siguientes factores involucrados en su hecho de fe:

(1) Su negación en aceptar un papel separado y aparte del pueblo de Dios, no importa cuan lucrativo parecía. El podía haber razonado que la posición le habría capacitado para ayudarles, como José había hecho 400 años antes. Pero, en tal curso de acción su fe había sido en la posición de poder y no en Dios. Lo rehusó para tener el poder “invisible” de Dios.

(2) Hizo una elección deliberada, definida, estando completamente al tanto de todo lo que implicaba. “Ser maltratado con el pueblo de Dios” fue más atrayente que los deleites del pecado.” Lo peor que Dios tiene es mejor que lo mejor que tiene Satanás.

(3) Él escogió, a través de una consideración cuidadosa de todos los factores, “el vituperio. ..mayor .. que los tesoros de los egipcios.” Su estimación no fue basada sobre el presente sino sobre el futuro. Tomó en consideración a donde llevaba cada camino. Consideró el fin de las cosas. Esto, por causa de la fe que tenía en Dios. Por esta fe, él podía ver cosas que aún no se veían. Este fue el factor determinante.

(4) Teniendo “puesta la mirada en el galardón … dejó a Egipto. . .” (11:27) “como viendo al Invisible.” Aun la salvación milagrosa fue un hecho de fe. “Por la fe celebró la pascua...” (11:28).

La fe fue el principio de su vida espiritual. La fe debe guiar nuestros tratos en la vida, nuestras referencias, nuestras estimaciones, nuestros juicios, cada paso nuestro. “Sin fe es imposible agradar a Dios.

e. Las Hazañas de Fe (11:29-38)

“Por la fe pasaron (los israelitas) el Mar Rojo…” (11:29) pero los egipcios intentando hacer lo mismo, fueron ahogados. Los israelitas no podían igualar a los egipcios militarmente, pero “por la fe” fueron salvados de su enemigo.

Los muros de Jericó cayeron ante la fuerza de la fe que fue expresada por siete días de marcha obediente (11:30). El Dios de Israel honró la fe de sus corazones con la obra de Su mano.

Aun Rahab, la ramera, teniendo fe en el Dios de Israel, fue salvada de la destrucción que vino a la ciudad. Su fe le había impulsado a recibir y esconder a los espías en paz (11:31).

Cuatro jueces, un rey y un profeta, son nombrados como testigos del poder de la fe (11:32) y sus hechos son enumerados como evidencia de su fe (11:33-34). Después de esto, muchos grandes hechos de fe se mencionan estableciendo la fuerza de la fe en las vidas de los hombres (11:35-38).

f. La Perfección por medio de la Promesa (11:39-40)

Después de estas grandes hazañas de fe, obradas por las vidas de estos héroes de la fe, ellos aún no recibieron lo prometido” (11:39). “Lo prometido” mencionado aquí es aquello de Génesis 3:15, Isaías 9:6 y Joel 2:28, para mencionar unas cuantas referencias Bíblicas.

“Y todos estos … no recibieron lo prometido” y todavía, su fe en la promesa les dio “buen testimonio.” Ellos, por la fe, cumplieron su parte en el plan total de Dios, y ahora: “no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.” (11:40).

Los creyentes del Nuevo Testamento, habiendo recibido la promesa que Dios hizo a Abraham, completan el plan del cual los santos del Antiguo Testamento fueron una parte vital.

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