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LA NUEVA VIDA EN EL ESPÍRITU

Índice

LA NUEVA VIDA EN EL ESPÍRITU (Romanos 8:1-4)

Vamos a meditar en Romanos 8:1-17, donde se nos habla sobre la nueva vida en el Espíritu, estos versículos están dentro de uno de los grandes capítulos, no solo de este escrito, sino de toda la Biblia; allí encontramos la obra del Espíritu Santo directamente relacionada con nuestra salvación

Iniciaremos con la importancia que tiene para el cristiano la nueva vida en el Espíritu, luego analizaremos el contraste de las dos maneras de vivir, al final estudiaremos cómo entramos a la familia de Dios.

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El apóstol Pablo en el capítulo 7 demuestra que la vida sin la gracia de Cristo es derrota, miseria y esclavitud al pecado (Capítulo 7:7-25) es por eso que ahora en el capítulo 8 inicia con una declaración de victoria diciendo: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu«

Para entender mejor lo que el apóstol nos quiere decir analizaremos dos palabras que aparecen una y otra vez en este pasaje estas son: Carne (Sarx) y Espíritu (Pneuma)

LA PALABRA CARNE EN LA BIBLIA

Sarx quiere decir literalmente carne. Una lectura de corrido de las cartas de Pablo nos bastaría para descubrir que usa esta palabra con mucha frecuencia y con un sentido especial. En términos generales la usa de tres maneras diferentes:

a) La usa en su sentido literal. Habla de la circuncisión física, literalmente «en la carne» (Romanos 2:28)

b) En cuanto a la naturaleza humana (Romanos 1:3), en donde habla del linaje de nuestro Señor Jesucristo.

c) Otras veces usa la palabra carne en un sentido que le es característico.

En este caso Pablo no usa la palabra carne refiriéndose al cuerpo, como cuando nosotros hablamos de carne y hueso. Lo que quiere decir realmente es la naturaleza humana con todas sus debilidades y vulnerabilidades al pecado.

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Pablo se refiere a la parte de nuestra persona que le sirve de cabeza de puente al pecado; es decir, nuestra naturaleza pecadora, a parte de Cristo; todo lo que nos ata al mundo en lugar de a Dios. Vivir conforme a al carne es llevar una vida dominada por los dictados y deseos de la naturaleza pecadora en lugar de una vida gobernada por el amor de Dios. La carne representa lo más bajo de la naturaleza humana.

Tenemos que darnos cuenta de que, cuando Pablo piensa en la clase de vida que está dominada por la carne, no está pensando exclusivamente en los pecados sexuales o corporales, cuando da una lista de las obras de la carne en Gálatas 5:19-21, incluye los pecados sexuales y corporales, pero también la idolatría, el odio, la ira, la agresividad, las herejías, celos, la envidia, homicidios, borracheras, etc. Para él, la carne no era algo material, sino espiritual; era la naturaleza humana en toda su debilidad y pecado, todo lo que el ser humano es aparte de Cristo.

LA PALABRA ESPÍRITU EN LA BIBLIA

Por otro lado, está la palabra espíritu (Pneuma), en este solo capítulo aparece no menos de veinte veces. Esta palabra tiene un trasfondo que viene del Antiguo Testamento. En hebreo existe la palabra rúaj, que contiene dos ideas básicas: 

a) No quiere decir solo espíritu, sino también viento; siempre tiene el sentido de algo poderoso, como un potente viento de tempestad. 

b) En el Antiguo Testamento siempre contiene la idea de algo que es más que humano. El Espíritu, para Pablo, representa un poder divino, El Espíritu Santo.

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Así es que Pablo dice en este pasaje que hubo un tiempo cuando el cristiano estaba a merced de su propia naturaleza humana pecadora. En ese estado, la ley era algo que le hacía pecar, de modo que iba de mal en peor, derrotado y frustrado, pero cuando se convirtió al evangelio, vino a su vida el poder del Espíritu de Dios; y, en consecuencia, entró en una vida libre del pecado y la condenación.

Es de suma importancia entender que no hay condenación, como consecuencia de la actuación del Espíritu como ley de vida que libra al creyente de la ley contraria del pecado y de la muerte que reside en sus miembros aun no redimidos.

Aquí el tema principal es la obra del Espíritu en nosotros. Para la persona que no tenga en él, el Espíritu como una forma de vida, no hay sino condenación, entonces la obra del Espíritu Santo es esencial para la salvación del creyente y como tal debe ser entendida por todos nosotros.

«Los que están en Cristo Jesús«, son los que no tienen condenación, significa que no hay juicio condenatorio, es un término legal que equivale a decir que no hay ningún gravamen, ninguna hipoteca del pasado que pueda ensombrecer la realidad de esa liberación plena. «Los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu«

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En el verso 2 el apóstol continua diciendo «Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte«

Las dos veces que ocurren las palabras «la ley» en este pasaje indican un principio que actúa uniformemente, ahora bien, en cuanto a la ley del pecado y de la muerte, la última parte del capítulo 7 hace abundantemente claro lo que esto significa: El poder del pecado que mora en nuestros cuerpos no redimidos. 

Pero ahora interviene otra ley, el creyente no solo tiene vida en Cristo Jesús, sino que ha recibido el Espíritu Santo como el poder de esa vida, el Espíritu actúa con una uniformidad que se llama la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús.

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Luego en los versos 3 y 4 dice: «Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó el pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu»

Cosas que podemos aprender en estos dos versículos

1) Dios hizo lo que la ley no podía hacer

2) Dios hizo posible una vida santa para los que andan conforme a su Espíritu.

3) El plan de Dios consistía en enviar a su hijo en semejanza de carne de pecado, (Esto de semejanza de pecado debemos entenderlo en su naturaleza humana) en su despojo, su vaciamiento, como es explicado por el mismo apóstol en Filipenses 2:7)

4) El propósito de Dios era llegar al pecado, en su relación con la carne humana y tratarla en la cruz, para que el pecado ya no tuviera derecho en el ser humano, y este fuera libre de la condenación.

DOS MANERAS DE VIVIR, ROMANOS 8:5-13

Los que viven conforme a la carne y los que viven conforme al Espíritu

El apóstol describe dos clases de personas, los que viven conforme a la carne y los que viven conforme al Espíritu.

Los carnales: Se ocupan de las cosas de la carne de las concupiscencias del cuerpo tales como Glotonerías, inmundicia, holgazanerías, deleites mentales, placeres de la imaginación. De las concupiscencias del espíritu: Orgullo, envidia, malicia, avaricia, en una palabra, todo lo sucio.

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Los espirituales: Que se ocupan de las cosas del Espíritu, tales como la salvación, la comunión de los santos, la palabra de Dios, la oración, las alabanzas, la venida de Cristo, que caminan con él, que guardan su testimonio.

Estas dos vidas van en sentido diametralmente opuestos. La vida dominada por los deseos y las actividades de la naturaleza humana pecadora se dirige a la muerte. La naturaleza pecaminosa ha sido enemiga de Dios siempre. En el sentido más literal, no tiene futuro, porque se va alejando más y más de Dios. 

El permitir que las cosas del mundo dominen totalmente la vida conduce a la muerte, en un suicidio espiritual. Al vivir así uno se incapacita cada vez más para estar en la presencia de Dios. Aun siendo creyentes podemos y solemos muchas veces ser carnales. Busquemos por la fe que nuestro andar, nuestra actividad, sea en el Espíritu que levantó a Cristo de los muertos. La vida de fe es eso.

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La vida gobernada por el Espíritu, centrada en Cristo y orientada hacia Dios, se va acercando día a día al cielo aun cuando sigue en la tierra. Es una vida que va en marcha hacia Dios, como Enoc, de quien se nos dice que su vida era un caminar con Dios, y Dios le llevo; Génesis 5:24.

En los versículos 9 al 13 el apóstol dice: «Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, más el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a al carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis«

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En estos versículos encontramos cómo podemos obtener la victoria sobre la muerte. El pensamiento fundamental de Pablo es que el cristiano está indisolublemente unido a Cristo. Ahora bien, Cristo murió y resucitó; y el que es uno con Cristo es uno con el conquistador de la muerte y participa de su victoria. La persona controlada por el Espíritu y unida a Cristo va de camino a la vida; la muerte no es más que un intermedio inevitable que hay que pasar en el camino.

ENTRANDO A LA FAMILIA DE DIOS, ROMANOS 8:14-17

Aquí Pablo nos presenta otra gran alegoría de las suyas, con la que nos describe la nueva relación que tiene los cristianos con Dios. Dice que el cristiano es adoptado como hijo en la familia de Dios. Para entender la profundidad del sentido de este pasaje tenemos que saber algo de lo seria y complicada que era la adopción entre los Romanos.

Lo que hacía de la adopción un asunto tan complicado y difícil era la patria potestad romana; es decir, la autoridad del padre sobre toda la familia. El padre tenía poder para disponer absolutamente de la familia. 

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En relación con su padre, un hijo nunca alcanzaba la mayoría de edad; siempre estaba bajo la patria potestad, y era prioridad absoluta de su padre, que podía disponer de él como quisiera; ya se comprende que esto convertía la adopción por otra familia en un paso difícil y serio. Por la adopción, una persona pasaba de estar bajo una patria potestad a otra.

Tenía dos etapas. La primera se llamada mancipatio, y es llevada a cabo mediante una venta simulada en la que se usaban simbólicamente unas monedas y una balanza.

El simbolismo de la venta se llevaba a cabo tres veces: El padre hacía como que vendía a su hijo dos veces, y otras dos volvía a comprarlo; pero la tercera vez ya no le compraba, por lo cual se consideraba que quedaba rota la patria potestad. 

Luego seguía la ceremonia de vindicatio. El padre adoptante se dirigía al pretor, uno de los magistrados romanos, y presentaba el caso legal para la transferencia a su patria potestad de la persona que iba a adoptar. Cuando todo esto se completaba, quedaba consumada la adopción. No cabe duda de que era un proceso sumamente serio e impresionante.

Las consecuencias de la adopción

Pero aun nos interesan más para comprender la alegoría de Pablo, las consecuencias de la adopción. Las principales eran cuatro:

1) La persona adoptada perdía todos los derechos que le hubieran correspondido en su vieja familia, y adquiría todos los de un hijo legítimo de la nueva familia. En el sentido legal más estricto, adquiría su nuevo padre

2) Automáticamente quedaba constituido heredero de las propiedades de su nuevo padre. Aunque después le nacieran a este otros hijos, eso no afectaba sus derechos. Sería inalienablemente coheredero con ellos

3) Para la ley, la vida anterior de la persona adoptada se borraba completamente. Por ejemplo: Si tenía deudas, quedaban canceladas. Se le consideraba una nueva persona que empezaba una vida nueva sin la menor vinculación con el pasado

4) Para la ley era hijo de su nuevo padre en todos los sentidos. La historia de Roma contaba un caso que dejaba bien claro hasta que punto esto era verdad. El emperador Claudio adoptó a Nerón para que le sucediera en el trono. No eran parientes antes, Claudio ya tenía una hija, Octavia. Para consolidar la alianza Nerón se quería casar con ella; no había entre ellos ningún lazo de consanguinidad; sin embargo, para la ley eran hermanos, así que no se podían casar a menos que el senado romano dictara una ley especial.

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Eso es lo que está pensando Pablo aquí. Y usa además otra figura de la adopción romana: Dice que elEspíritu de Dios da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (Versículo 16). La ceremonia de adopción se llevaba a cabo en presencia de siete testigos. 

Supongamos que el padre adoptante muriera, y se pusiera en duda el derecho a la herencia del hijo adoptivo; uno o más de los siete testigos se personaría y juraría que la adopción había sido genuina. Así quedaba garantizado el derecho de la persona adoptada. En nuestro caso, dice Pablo, es el mismo Espíritu Santo el que da testimonio de que Dios nos ha adoptado como sus hijos. (Gloria a Dios por eso).

Vemos que todos los pasos de la adopción romana tenían un significado concreto para Pablo como ejemplo de nuestra adopción en la familia de Dios. Hubo un tiempo en el que estábamos bajo el control absoluto de nuestra naturaleza humana pecadora; pero Dios, en su misericordia, nos ha tomado como su exclusiva posesión

El pasado ya no tiene ningún derecho sobre nosotros; Dios es el único que tiene derecho absoluto. El pasado está cancelado, y las deudas borradas; empezamos una vida nueva con Dios, ahora somos hijos de Dios, y coherederos con Cristo, si Cristo tuvo que sufrir, nosotros también heredamos ese sufrimiento; pero como Cristo resucitó a la vida y a la gloria, nosotros también heredamos esa vida y gloria.

En esta alegoría de Pablo, cuando una persona llega a ser cristiana entra en la familia de Dios. No había echo nada para merecerlo; Dios, el gran padre, en su maravilloso amor, ha tomado al perdido, indigente, desahuciado y endeudado pecador y condenado y le ha adoptado en su familia, de forma que sus deudas han quedado canceladas, y hereda la gloria.

Conclusión sobre la nueva vida en el Espíritu

Después de haber hecho un estudio de este capítulo 8: 1-17 de la carta a los Romanas, podemos concluir con lo siguiente:

La importancia que tiene para el cristiano la nueva vida en el Espíritu, también podemos reconocer que lo principal es la obra del Espíritu en nosotros. Aprendemos que: Dios hizo lo que la ley no podía hacer, Dios hizo posible una vida santa para los que andan conforme a su Espíritu. El plan de Dios consistía en enviar a su hijo en semejanza de carne de pecado, y hacernos libres de condenación.

Analizamos el contraste de las dos maneras de vivir, la vida que esta dominada por la naturaleza humana pecadora, y la vida controlada por el Espíritu de Dios.

Finalmente logramos entender como el cristiano es adoptado como hijo, y entra a la familia de Dios. Todo esto tiene que ver con la nueva vida en el Espíritu, la nueva vida en Cristo Jesús.

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