DON DE FE, COMO UN DON DE DIOS

EL DON DE FE EN LA BIBLIA, LA FE COMO UN DON DE DIOS

El don de fe según 1 Corintios 12, la fe como un don de Dios

El don de fe es uno de los 9 dones del Espíritu Santo mencionados en 1 Corintios 12, y es uno de los dones de poder. Usamos esta descripción porque este don incluye las obras que vienen por el poder de Dios. A menudo, los dones de poder, obran conjuntamente. Por ejemplo el don de fe puede guiar al hacer un milagro.

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Lo que es la fe y el don de fe, como un don de Dios

La fe es un don de Dios. La fe significa confianza, aceptación sin ninguna prueba tangible, compromiso, y dependencia en Dios. Cada hijo de Dios posee una fe salvadora y vive diariamente por fe (Romanos 1:16-17), la cual es un don de Dios. 

Además, cada cristiano debe manifestar fe, o la fidelidad, como fruto del Espíritu (Gálatas 5:22); pero, I Corintios 12 describe a un don sobrenatural de feque trasciende la fe que se requiere para la salvación y para la vida cristiana. Aunque todos pueden y deben ejercer fe en Dios en una manera continua, el don de fe es una medida extraordinaria de fe para un individuo en una situación especial.

LA FE DON DE DIOS, ¿QUÉ ES EL DON DE FE? 

Griego pistis para describir el don de fe como don de Dios

La palabra griega usada en 1 Corintios 14 para describir el don de la fe es pistis, que significa persuasión, credibilidad (la creencia o aceptación de algo como verdadero).

πίστις pístis , pis’-tis; persuasión, es decir, credibilidad; convicción moral (de la verdad religiosa, o la veracidad de Dios o de un maestro religioso), especialmente la confianza en Cristo para la salvación; en abstracto, la constancia en tal profesión; por extensión, el sistema de la verdad religiosa (Evangelio) en sí:—seguridad, creencia, creer, fe, fidelidad.

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Fe don de Dios

La fe es un don de Dios. Entonces, el don de fe es la capacidad sobrenatural de confiar en Dios, o que nuestra confianza sea inspirada en Dios, para una necesidad o circunstancia particular. A menudo viene en respuesta a una prueba o una crisis que abrumaría a alguien, pero Dios les concede una fe especial, la fe como don de Dios, para vencer a pesar de las circunstancias. Puede ser una situación en la cual aparentemente no hay escape, pero Dios da la fe para quitar del camino una montaña.

La fe como un don de Dios, pero ¿Cuál es el propósito del don de la fe?

El propósito detrás del don de la fe, como don de Dios, es empoderar al creyente para que vea las manos de Dios manifestarse en una situación. Esto eleva el nivel de fe en la iglesia, convence a los perdidos, transforma vidas, produce milagros y trae un nivel de paz que es sobrenatural.

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A veces el don de la fe operará con los otros dones. Por ejemplo el don de la fe y obrar milagros o sanidades.

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El don de fe en el apóstol Pablo, la fe como un don de Dios

Según el capítulo 27 de Hechos, cuando Pablo sufrió el naufragio, los marineros perdieron toda esperanza de vida. Pero un ángel se le apareció a Pablo y le aseguró que Dios le libraría a él y a los que viajaban con él. En Hechos 27:25 Pablo les habló con confianza: “Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho”. Aunque no existía ninguna razón humana para tener esperanza, Dios le dio a Pablo la capacidad de creer recibir la protección y la liberación en aquella situación imposible, no solo para él mismo sino también para los inconversos abordo.

En una situación así, un hijo de Dios, quien está lleno del Espíritu Santo, podría sin embargo pensar que sucedería un desastre. Una persona podría tener una confianza total en Dios y todavía pensar que el fin de su vida habría llegado. De hecho, este pensamiento bajo aquellas circunstancias sería lo único lógico. En otras palabras, la fe para salvación y la vida cristiana no resulta automáticamente en la fe para una liberación milagrosa.

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Fe don de Dios operando en Pablo

En Hechos 28:3-6 encontramos otro ejemplo del don de fe, como un don de Dios, operando en el apóstol Pablo, quien se sacudió la serpiente venenosa de la mano y actuó como si nada hubiera pasado. Tenía tanta fe en que nada le pasaría.

Otros ejemplos del don de fe en la Biblia (La fe como un don de Dios)

En el libro de los Hechos 3:1-7, el apóstol Pedro proclamó la sanidad de un hombre con tanta seguridad en la capacidad de Dios para sanar. Era tanta la fe de Pedro que dijo: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda» La escritura sigue diciendo que «tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos«, esto es el don de fe, como don de Dios, en acción u operación.

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El don de fe puede operarse aun cuando no se espera una liberación milagrosa. Esteban estaba “lleno de fe y del Espíritu Santo,” (Hechos 6:5), y él exhibió una fe increíble cuando le apedrearon, una fe más allá de la capacidad ordinaria de los seres humanos. 

Capacitado por el Espíritu Santo, en vez de mostrar temor, ira, amargura, o sufrimiento, Esteban se enfrentó con el martirio valientemente y con un espíritu de perdón como el de Cristo. “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, . . . Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió” (Hechos 7:55, 60).

EL DON DE FE EN OPERACIÓN, EJEMPLOS DE LA FE COMO UN DON DE DIOS

Don de fe, como un don de Dios, ejemplos

En el año 1980, la iglesia en Corea tenía una necesidad de obtener facilidades para un Instituto Bíblico. Mis padres obtuvieron un permiso especial de la junta de misiones foráneas para viajar a Norteamérica con el fin de levantar los fondos necesarios aunque el tiempo para su gira normal todavía no había llegado. Después de viajar a través de Norteamérica por tres meses ellos aun no lograban recaudar fondos. Una noche asistieron al campamento anual en el Estado de Louisiana y se sentaron en la parte de atrás del edificio. En medio de su mensaje, el predicador de esa noche sintió detenerse para hacer una suplica especial a favor de la necesidad de ellos. El sacó de su bolsillo un cheque por el valor de una camioneta que había vendido ese mismo día y lo donó al proyecto del Instituto Bíblico.

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Un espíritu de sacrificio inundó a la congregación, y la gente comenzó a traer sus ofrendas de sacrificio, incluyendo efectivo, grabadoras, relojes, anillos, y abrigos. En menos de diez minutos la congregación había donado cincuenta y cinco mil dólares, suficiente para cubrir la necesidad. Esta ofrenda sobrepasó la generosidad humana; fue divinamente programada. Un espíritu de fe extraordinaria comenzó con el predicador e inundó a la congregación mientras ellos fueron más allá de sí mismos y permitieron que Dios obrase por medio de ellos para lograr Su propósito.

Cuando yo era profesor y administrador en el Colegio para Ministros en Jackson, contratamos a un ministro bautista independiente quien recientemente se había bautizado en el nombre del Señor Jesucristo y había recibido el don del Espíritu Santo. Un afroamericano, tenía muchos contactos entre la comunidad religiosa de gente de color y sintió una carga fuerte de ver que sus amigos y asociados recibieran el mismo mensaje y experiencia que había transformado su vida. En el año 1985 él y yo diseñamos un plan para alcanzarlos. Puesto que él conocía a muchos ministros que querían preparación teológica pero no tenían una oportunidad de obtenerla, les ofrecimos una clase nocturna llamada “la teología de los hechos.” Como 20 predicadores y diáconos se inscribieron. Aparte de nosotros dos que habíamos organizado la clase, varios otros ya habían sido bautizados con el Espíritu Santo, pero la mayoría no.

Comenzando con los Hechos 1, enseñé acerca del arrepentimiento, el bautismo en agua en el nombre de Jesús, el bautismo del Espíritu Santo, el hablar en lenguas, etc. Al concluir la cuarta lección, sentí que era el momento preciso para que Dios se moviera en una manera especial. Reconocí las experiencias con Dios que mis alumnos ya habían tenido, y les animé a esforzarse en recibir todo lo que Dios tenía para ellos. Les explique que la única manera de hacerlo era, no por confiar en los logros pasados sino por acercarse a Dios humildemente, arrepentidos y rendidos. Les dije que todos los que querían la plenitud del Espíritu y que querían un ministerio apostólico, deberían pararse y pasar adelante. Entonces les dije que deberían confesar todos sus pecados a Dios y que deberían rendirse completamente. 

Después de esto, deberían comenzar a alabar a Dios y a agradecerle por su promesa. Su alabanza sería la señal de que estaban listos para recibir el Espíritu Santo, y yo les impondría mis manos de acuerdo con el ejemplo en el libro de los Hechos. En ese momento, debían creer que Dios les daría el bautismo del Espíritu Santo.

Mientras seguimos ese sencillo plan, la fe comenzó a crecer y el poder de Dios cayó. Nadie les dijo a los alumnos que tenían que buscar por horas, días, semanas, o meses, o que tenían que buscar a Dios muchas veces antes de que viniese el Espíritu Santo. Solo sabían lo que les había enseñado en la Biblia. Todos comenzamos a orar, y en más o menos 15 minutos cinco predicadores y diáconos recibieron el Espíritu Santo con la señal inicial de hablar en lenguas

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Una fe trascendente saturó el salón de clase, obrando por medio de los miembros que ya habían recibido el Espíritu Santo, e inspirando a otros a recibir su propia experiencia Pentecostal.

LA FE COMO UN DON DE DIOS, ¿QUÉ MÁS PODRÍAMOS DECIR DEL DON DE LA FE?

Resumen sobre el don de la fe, como un don de Dios

El don de fe se encuentra en la lista de los dones del Espíritu en 1 Corintios 12. El versículo 9 dice que a algunas personas se les da el don de la fe, pero no se explica específicamente el don. A todos los creyentes se les ha dado la fe salvadora de Dios como el único medio de salvación (Efesios 2:8-9), pero no a todos los creyentes se les da el don de fe. 

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Como todos los dones del Espíritu Santo, el don de fe fue dado para el “bien común”, lo que significa la edificación del cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:7).

Definición del don de fe (La fe como don de Dios)

El don de fe puede definirse como el don especial mediante el cual el Espíritu brinda a los cristianos una confianza extraordinaria en las promesas, el poder y la presencia de Dios para que puedan tomar posiciones heroicas para el futuro de la obra de Dios en la iglesia. 

El don de fe es exhibido por alguien con una confianza fuerte e inquebrantable en Dios, Su Palabra y Sus promesas. Ejemplos de personas con el don de la fe son los que se enumeran en el capítulo 11 de Hebreos. Este capítulo, a menudo llamado “el salón de la fe”, describe a aquellos cuya fe era extraordinaria, capacitándolos para hacer cosas extraordinarias y sobrehumanas. Aquí vemos a Noé pasando 120 años construyendo un enorme barco cuando, hasta ese momento, la lluvia era inexistente y Abraham creyendo que engendraría un hijo cuando la capacidad natural de su esposa para hacerlo hubiera terminado

La fe salvadora es para todos, pero el don de fe se da a algunos

Como con todos los dones espirituales, el don de fe se da a algunos cristianos que luego lo usan para edificar a otros en el cuerpo de Cristo. Los que tienen el don de fe son una inspiración para sus hermanos en la fe, mostrando una confianza sencilla en Dios que se manifiesta en todo lo que dicen y hacen. 

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Las personas extraordinariamente fieles muestran una piedad humilde y confianza en las promesas de Dios, a menudo tanto, que se sabe que son tranquilamente intrépidos y celosos. Están tan convencidos de que todos los obstáculos al evangelio y a los propósitos de Dios serán vencidos y tan seguros de que Dios asegurará el avance de Su causa, que a menudo harán mucho más en la promoción de Su reino que los predicadores más talentosos, eruditos y maestros

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En resumen, Dios da a todos los cristianos la fe salvadora. El don de fe se da a algunos que exhiben cantidades extraordinarias de fe en su caminar cristiano y que, por su fe, son alegría y aliento para los demás.

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