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No te olvides de Jehová tu Dios (Reflexión)

Devocional: No te olvides de Jehová tu Dios

Basado en Deuteronomio 8:11: «No te olvides de Jehová tu Dios» — ¿Cuáles son las implicaciones de esta solemne advertencia en Deuteronomio 8:11?.

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Mientras el pueblo de Israel se preparaba para entrar y establecerse en la Tierra Prometida, Moisés se detuvo para dirigirles una seria advertencia. En Deuteronomio capítulo 8, les previno acerca de un peligro silencioso pero real: el riesgo de olvidar a Dios en medio de la prosperidad y la abundancia que pronto disfrutarían.

Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios

Que no se enorgullezca tu corazón

«Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no sea que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tengas se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.» (Deuteronomio 8:11–14)

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Moisés sabía que la bendición material traería consigo un nuevo tipo de prueba: el orgullo del corazón. El pueblo corría el riesgo de que, una vez instalados en casas cómodas, con ganado abundante y riquezas crecientes, su memoria espiritual se debilitara. La prosperidad podía llevarlos a olvidar al Dios que los sacó de la esclavitud en Egipto.

La palabra “olvidar”, en el idioma hebreo original, no se refiere únicamente a un acto involuntario. Tiene un significado más profundo: implica dejar de recordar deliberadamente, ignorar, descartar de la mente, abandonar, descuidar o perder el interés consciente por algo. En este caso, se trata de una peligrosa indiferencia espiritual: sacar a Dios de nuestra conciencia diaria.

Cuídate de no olvidarte de Él

Moisés comprendía que, si el pueblo no permanecía vigilante, fácilmente olvidarían los cuarenta años del cuidado fiel de Dios en el desierto. A lo largo de ese tiempo, el Señor les proveyó alimento del cielo, ropa que no se desgastaba y refugio en medio de la adversidad. Sin embargo, al llegar a la “tierra que mana leche y miel” (Éxodo 3:8), y experimentar bienestar y abundancia, estarían expuestos a una gran tentación: olvidar las maravillas de Dios.

En su comodidad y prosperidad, podrían borrar de su memoria la apertura milagrosa del Mar Rojo, la liberación de la esclavitud en Egipto, el maná que descendía del cielo cuando no había comida, el agua que brotó de la roca en medio de la sequía, Su guía en la nube y el fuego, Su protección frente a los enemigos, e incluso Su disciplina correctiva cuando desobedecían. Con el paso del tiempo, era muy probable que el recuerdo de la bondad de Dios se desvaneciera, y que el corazón del pueblo comenzara a atribuirse el mérito de sus logros. Se volverían autosuficientes y dirían en su interior: “Esto lo hemos conseguido por nosotros mismos”.

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Olvidarte de Él trae consecuencias

Moisés fue aún más directo al declarar:

“Y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Mas acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios, y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.” (Deuteronomio 8:17–19)

Este pasaje encierra una verdad crucial: la prosperidad no es un producto del esfuerzo humano desconectado de Dios, sino una expresión de Su fidelidad y del cumplimiento de Su pacto. Todo lo que poseemos es fruto de Su gracia. Por eso, el mandato es claro: Acuérdate de Jehová tu Dios.

El olvido de Dios no solo es una ofensa espiritual, sino también el comienzo del declive moral y la ruina. Para Israel, esto significaba caer en la idolatría, rendir culto a dioses falsos y desviar su lealtad del único Dios verdadero. Moisés advirtió que si el pueblo desatendía las lecciones del desierto, si dejaban de depender de Dios y descuidaban Su Palabra y Su adoración, las consecuencias serían devastadoras.

La abundancia sin gratitud y obediencia puede conducir a la destrucción.

¿Qué significa “No te olvides de Jehová tu Dios”?

Significa vivir con una memoria espiritual activa, consciente y constante. Es recordar intencionalmente quién es Dios y lo que ha hecho: Sus milagros de liberación, Su provisión en momentos de necesidad, Su presencia constante, Su tierno cuidado y Su disciplina amorosa.

No olvidarse de Dios es mantener viva la historia de Su fidelidad en nuestra mente y corazón, de modo que nunca dejemos de confiar en Él, obedecerle y honrarle.

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No olvidarse de Dios al obedecerle

Recordar a Dios no es solo un ejercicio de la memoria, sino una actitud constante de obediencia. No olvidarse de Jehová tu Dios significa vivir conforme a Sus mandamientos, estatutos y decretos, guardando Su Palabra como una lámpara encendida que guía cada paso.

Cuando Moisés dijo: “No te olvides de Jehová tu Dios”, no se refería únicamente a un acto emocional o simbólico, sino a una vida enraizada en la verdad de las Escrituras y en la experiencia viva de un Dios que camina con Su pueblo. Recordar a Dios es obedecerle con integridad, es valorar Su Palabra como autoridad suprema, y es vivir agradecidos por Sus hechos en nuestra historia personal.

Y no podemos negar que muchas veces actuamos como los antiguos israelitas. Cuando enfrentamos pruebas, clamamos con fervor. Pero cuando todo marcha bien, ¿no tendemos a olvidar cuán dependientes somos de Dios? ¿No dejamos de buscarle con la misma intensidad, como si ya no lo necesitáramos? Nos volvemos confiados en nosotros mismos, y fácilmente relegamos al Señor al margen de nuestra vida.

La advertencia es la misma para nosotros hoy

La exhortación dada a Israel es igualmente válida para nosotros: No olvidarnos del Señor.

Estas palabras siguen siendo un llamado urgente a vivir conscientes de la presencia, fidelidad y soberanía de Dios en todo tiempo. Que nunca permitamos que la bendición nos robe la dependencia, ni que la comodidad nos aleje de la obediencia. Honremos Su Palabra, temamos Su nombre, y cultivemos una memoria espiritual activa que nos lleve a vivir con gratitud y reverencia.

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Recuerda, no te olvides de Él

Hoy es un buen día para reflexionar: ¿Dónde está nuestro corazón? ¿En quién confiamos realmente? ¿Estamos viviendo de tal manera que reconocemos a Dios en todos nuestros caminos, o nos hemos vuelto autosuficientes y espiritualmente distraídos?

Recordar a Dios es más que una emoción ocasional; es una decisión diaria.
Es vivir agradecidos, obedientes, humildes y conscientes de que todo lo que somos y tenemos proviene de Él.

«Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces…»
(Santiago 1:17)

Por eso, agradezcamos a Dios por Su bondad, reconociendo que nuestro éxito, provisión, paz y futuro dependen únicamente de Su gracia y poder. Y sobre todo, hagamos nuestras las palabras de Moisés: «Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios.»

Conclusión: No te Olvides, Acuérdate de Jehová tu Dios

Hoy, esta advertencia es tan relevante como lo fue para Israel: “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios.”

Vivimos en una época de abundancia, tecnología, comodidad y logros. Sin embargo, cuanto más fácil se vuelve la vida exterior, más peligro corremos de olvidar al Dios que sostiene nuestra vida interior. La autosuficiencia espiritual es una trampa mortal que comienza con una sola omisión: no recordar.

Por eso, mantén viva la memoria de Dios en tu mente y corazón. Hazlo a través de la lectura constante de Su Palabra, la oración sincera, la gratitud diaria y una vida de obediencia humilde. Recuerda que todo lo que tienes proviene de Él, y que el olvido de Dios es el principio del declive, pero el recuerdo constante de Su fidelidad es fuente de vida y bendición.

Que cada bendición que experimentes te lleve a decir con humildad:
“Gracias, Señor, porque todo proviene de Ti.” No te olvides del Señor. Recuerda, honra y vive para Él todos los días de tu vida.

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