DONES ESPIRITUALES SOBRENATURALES

LOS DONES ESPIRITUALES

Dones espirituales en 1 Corintios 12:1-11

“No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 

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Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (I Corintios 12:1-11).

I Corintios 12 habla de “dones” espirituales como dotaciones milagrosas que operan por el poder del Espíritu Santo. Hablemos ahora del carácter de estos dones espirituales sobrenaturales.

EL ORIGEN DE LOS DONES ESPIRITUALES

Debemos comprender primeramente que el dador de éstos dones espirituales es el Espíritu Santo. El Espíritu es Dios mismo, con referencia particular a Su esencia y acción espiritual. (Véase Génesis 1:1; Juan 4:24.) En este contexto, el Espíritu es Dios obrando en las vidas humanas. 

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I Corintios 12:4-7 explica claramente que Dios es la fuente de aquellos dones espirituales. Aunque los dones difieren y varían su manera de administración, el único Dios verdadero es el autor de todos ellos. Dios es el que da a todos, y Dios es el que hace la obra.

EL CARÁCTER SOBRENATURAL DE LOS DONES ESPIRITUALES

Los dones espirituales son sobrenaturales

Específicamente, estos dones espirituales son sobrenaturales. Este pasaje los describe como “operaciones” de Dios y como “la manifestación del Espíritu.” Una manifestación es una demostración o exhibición; el verbo “manifestar” significa revelar o mostrar claramente.

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Entonces es un error definir estos dones espirituales en términos de habilidades naturales humanas, como hacen algunos comentaristas, quienes no creen que haya milagros hoy en día. Por ejemplo, ellos definen la palabra de sabiduría como tener un buen juicio y una capacidad de aconsejar; los dones de sanidad como la capacidad de ser un buen doctor o una buena enfermera, y el don de lenguas como la capacidad de aprender bien otros idiomas. 

Pero según las definiciones anteriores, alguien que nunca ha sentido la presencia de Dios, y mucho menos ha recibido el Espíritu de Dios, podría ejercer estos dones tan eficazmente como los creyentes.

Por supuesto, en un sentido general, toda capacidad y talento viene de Dios. Él creó a los seres humanos a Su imagen, como seres espirituales, morales e intelectuales con todas las cualidades que ésta descripción abarca. Pero este pasaje no simplemente habla en forma general de los dones que fluyen de la gracia de Dios (como podríamos mantener en relación a los dones de servicio en Romanos 12). Al contrario, I Corintios 12 se enfoca en lo sobrenatural al describir estos dones como “espirituales.”

Hebreos 2:3-4 subrayan el carácter sobrenatural de “los dones del Espíritu Santo”: “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.”

El don de lenguas es un buen ejemplo. La discusión en I Corintios 14 claramente revela que no es un don de aprender idiomas, sino es un don de hablar milagrosamente en idiomas que ni la persona que habla, ni la concurrencia, comprenden.

LOS DONES ESPIRITUALES SON DADOS CONFORME A LA VOLUNTAD DE DIOS

Poder comprender el origen y el carácter de estos dones espirituales es vital para poder identificarlos y ejercerlos correctamente. Por ejemplo, un grupo carismático anunció que estaba conduciendo un seminario acerca de la profecía. Prometió enseñar a cada alumno cómo profetizar y prometió además que cada alumno recibiría una profecía personal antes del fin del seminario.

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Sin embargo, si los dones espirituales operan de acuerdo a la administración de Dios, ¿Cómo pueden los seres humanos garantizar quienes ejercerán los dones específicos? y ¿Cuándo lo harán? Hay gran valor en aprender acerca de los dones espirituales y aprender a rendirse al Espíritu de Dios para que estemos preparados para que Dios nos use. 

Sin embargo, es presuntuoso sugerir que cualquier ser humano pueda conceder un cierto don a alguien o ejercer un cierto don cuando lo disponga. No podemos enseñar a nadie cómo profetizar u obrar milagros. 

Sí podemos enseñar a la gente cómo presentarse para que el Espíritu de Dios pueda obrar por medio de ellos, pero siempre debemos reconocer que Dios es el que dota y capacita los dones de acuerdo a Su propósito soberano. (Véase I Corintios 12:11; Hebreos 2:4.)

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Podemos orar con gente y asegurarles que Dios les escuchará y responderá. Podemos orar por la dirección de Dios y después compartir con un individuo lo que Dios nos revela. Sin embargo, al hacer esto, debemos tener cuidado de mantener el enfoque en Dios y en Su voluntad.

Los dones espirituales se originan en la mente y el poder de Dios

Somos canales del Espíritu de Dios, y Él espera que ejerzamos los dones de acuerdo a Su Palabra. Debemos regularnos a nosotros mismos para que no abusemos de los dones espirituales. (Véase I Corintios 14:32.) Nuestra voluntad juega un papel importante en el ejercicio de los dones espirituales, pero debemos siempre recordar que ellos se originan en la mente y el poder de Dios.

La consideración más importante no es nuestra voluntad, sino la voluntad de Dios. Al orar por alguien debemos orar de acuerdo con la voluntad de Dios. Por ejemplo, si un creyente está enfermo es la voluntad de Dios que oremos por él, porque la Biblia nos enseña a hacerlo así. (Véase Santiago 5:14.) Sin embargo, no podemos garantizar la sanidad en la manera y el tiempo que el creyente desearía a menos que escuchemos algo específico de Dios. 

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Basado en la Palabra de Dios, lo que sí podemos prometer es que Dios oirá nuestra oración y que Dios nos ayudará. Debemos orar y creer en Dios por la sanidad, pero no podemos dictar la manera precisa en que Dios escoge obrar.

Muchas veces Dios contesta con un milagro instantáneo, pero en otros casos no responde así. En ambos casos, Dios esta obrando. Si no libra inmediatamente a una persona de su prueba, entonces, dará la gracia suficiente para permanecer en ella. (Véase I Corintios 10:13; II Corintios 12:8-10.) En ambas instancias, Dios responde positivamente a la oración.

Aunque Dios diga no a una petición especifica, El dará la gracia y la fuerza para lograr Su voluntad en las circunstancias.

En resumen, no debemos enfocarnos en nuestro propio esfuerzo, o en lo que hemos realizado, sino en ser una vasija y un canal, para que Dios pueda hacer lo que El quiera hacer en cualquier situación

No es necesariamente nuestra responsabilidad comprender las razones por las respuestas de Dios, pero sí es nuestra responsabilidad seguir orando, creyendo, y persistiendo hasta que llegue la victoria.

Puesto que los Dones espirituales son de Dios, debemos atraer la atención a lo que Dios está haciendo, y no a lo que están haciendo los seres humanos.

Es preocupante cuando el énfasis primordial se pone en “los ministerios de fulano de tal” o “en el ejercicio de ciertos dones espirituales en particular”. También es preocupante cuando la gente promueve un don como la sanidad, la profecía, o como palabra de ciencia, como un fin, en sí mismo, o como un medio de exaltar la reputación de un predicador en vez de promover el propósito divino detrás de los dones espirituales

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Por ejemplo, los dones de sanidad muchas veces son eficaces en edificar la fe y dar comienzo a un avivamiento que trae muchas almas a la salvación. (Véase por ejemplo Hechos 3:1-11; 4:4.) Sin embargo, si una reunión o un ministerio se enfoca en la sanidad mientras descuida el mensaje de la salvación, entonces el propósito de Dios en conceder la sanidad no se cumple por completo.

LOS DONES ESPIRITUALES SON DADOS PARA LOS TIEMPOS DE NECESIDADES ESPECIALES

Dones espirituales para tiempos de crisis

Dios concede los dones espirituales de I Corintios 12 para tiempos de necesidad espiritual o para tiempos de crisis. En la iglesia la operación de los dones sobrenaturales debe ser normal, y no anormal; esperada, y no inesperada. Sin embargo, los dones no operan continuamente. Si así fuera, no los consideraríamos como sobrenaturales.

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Para ilustrar esto, en los libros del evangelio y en los Hechos multitudes fueron sanados y varias personas fueron resucitadas de los muertos. Sin embargo, todos los miembros de la iglesia primitiva murieron eventualmente sin ser resucitados, y presuntamente la mayoría murió de alguna enfermedad que no fue sanada. Los dones de sanidad y el obrar de milagros eran comunes, pero no se operaban en cada situación.

Sin duda, muchas veces Jesús pasó por el lado del hombre inválido pero no lo sano en aquellas veces; sin embargo, cuando se encontró con Pedro y Juan en Hechos 3, fue sanado. Aunque Dios levantó de los muertos a Dorcas según Hechos 9, no le resucitó al Apóstol Santiago quien fue asesinado según Hechos 12.

Como otro ejemplo, la “palabra de sabiduría” es una “palabra o una porción de la sabiduría divina.” No opera en la vida de un creyente por 24 horas al día sino, es una revelación especial por un tiempo específico. Nadie puede conocer toda la mente de Dios todo el tiempo, pero en un tiempo especial de necesidad, Él a veces imparte a un individuo una porción de Su sabiduría sobrenatural.

I Corintios 14 provee pautas acerca del hablar en lenguas, enseñando que en reuniones públicas solamente dos o un máximo de tres personas deberían hablar en lenguas a la congregación. A la vez, un máximo de dos o tres personas deberían hablar proféticamente en una reunión. Debemos esperar estos discursos sobrenaturales en nuestros cultos de adoración; no nos deben maravillar. Sin embargo, no es la intención de Dios que los dones espirituales operen continuamente en una cierta reunión ni que dominen una reunión. Los dones espirituales son dones especiales que operan en un momento particular por un propósito específico.

VIDA NATURAL, VIDA ESPIRITUAL Y DONES ESPIRITUALES

Mientras examinamos el carácter sobrenatural de estos dones espirituales, debemos distinguirlos de las cualidades humanas naturales que les pueden corresponder en alguna medida tanto como de los principios espirituales que operan en la vida diaria de todos los cristianos.

Se distinguen tres niveles de sabiduría

Por ejemplo, podemos distinguir tres niveles de sabiduría. Primeramente, los seres humanos pueden tener sabiduría en la vida natural aun sin tener una relación con Dios. (Véase Lucas 16:8; I Corintios 2:4-6.) Un ateo puede ser sabio en planear su carrera, un criminal puede hacer preparativos sabios en conducir sus fechorías. Por supuesto, en un sentido espiritual tal persona no es sabia sino necia.

En segundo lugar, hay sabiduría en el reino espiritual que todos los creyentes poseen en cierta medida, y debe guiarles en toda su conducta. Dios imparte la sabiduría a todos los justos, a cada individuo que le busca. (Véase Proverbios 2:6-7; Santiago 1:5).

Aunque la sabiduría espiritual como don de Dios sirve como una guía diaria para la vida cristiana, no es el don espiritual sobrenatural mencionado en I Corintios 12, que nos habla de manifestaciones especiales o dotaciones que Dios concede a ciertos individuos en ciertos momentos, pero no a todos en todo momento.

En tercer lugar, como hemos visto, hay una “palabra de sabiduría.” En contraste a la sabiduría natural de la vida humana diaria o la sabiduría espiritual de la vida diaria cristiana, es un don sobrenatural de una porción de la sabiduría de Dios en una situación en particular.

Se distinguen tres niveles de ciencia

Así, podemos observar tres niveles de ciencia: “La ciencia mundana o humana,” “la ciencia espiritual,” y “la palabra de ciencia.

Otro ejemplo para distinguir el don espiritual de fe o don de fe

Como otro ejemplo, hay la fe de la vida diaria, que los pecadores ponen en ellos mismos, en otras personas, en las posesiones materiales, en las tradiciones, o en los dioses falsos, pero deben poner su fe en el Dios verdadero para la salvación. (Véase I Corintios 2:5; Hebreos 11:6.) 

La Biblia habla también de la fe (griego, pistis) como parte “del fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22). En este sentido, la fe es una confianza diaria que el Espíritu de Dios desarrolla en los creyentes y que es una característica de cada cristiano maduro. 

Sin embargo, I Corintios 12 habla de un “don de fe” especial que no todos los cristianos reciben, aunque el Espíritu es el origen de tanto el “fruto”, como el “don”; el término “fruto” describe una cualidad que se desarrolla en el proceso normal de crecimiento como un cristiano, tal como un árbol de manzana produce naturalmente manzanas. El término “don” describe una intervención directa que no viene de sus propios recursos, así como una persona recibe un regalo de un amigo.

Quizás no podamos identificar tres niveles análogos para cada don espiritual, pero estos ejemplos nos muestran que debemos comprender los dones mencionados en I Corintios 12 en el sentido sobrenatural más específico

Aunque esos dones tengan complementos o paralelos en la vida natural diaria, la vida espiritual, o ambas vidas, este pasaje describe claramente unas manifestaciones especificas del poder divino que Dios no da a los inconversos y que no da a todos los creyentes—por lo menos no los mismos dones en la misma manera a todos los creyentes.

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Se hace más evidente esta distinción mientras hablamos de los dones de lenguas y de la profecía. Aunque es deseable que todos los cristianos profeticen en el sentido general de un testimonio ungido o de una exhortación, y aunque es deseable que todos los cristianos hablen en lenguas como parte de su devoción privada, no todos hablarán públicamente una profecía, una lengua, o una interpretación inspirada directamente por Dios a una congregación por una cierta ocasión. 

Pablo escribió, “Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; . . . Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas” (I Corintios 14:5, 39). También enfatizó, “Ahora bien, hay diversidad de dones, . . . Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; . . . A otro, el hacer milagros; a otro profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas” (I Corintios 12:4, 8, 10). Entonces, esperando una respuesta negativa, él preguntó retóricamente, “¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? . . . ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?” (I Corintios 12:29-30).

DIVERSIDAD DE DONES

Tal como en Romanos 12, no parece que la lista de dones en I Corintios 12 debe ser completa. La Escritura no afirma o certifica que todas las obras milagrosas de Dios en nuestras vidas deben caber exactamente en una de las nueve categorías de I Corintios 12:8-10. Ese capítulo presenta aquella lista para ilustrar cómo Dios obra sobrenaturalmente en maneras diferentes usando diferentes miembros del cuerpo.

Puede haber repetición en el ejercicio de los dones espirituales

También parece que puede haber algo de repetición en el ejercicio de los dones espirituales. Por ejemplo, si Dios le concede a uno una palabra de ciencia y esa persona entonces la comunica a alguien más, podríamos describir sus palabras como una profecía. Si Dios le da a uno la fe en momento de crisis, puede ser que veamos el obrar de milagros al ejercer la persona su fe.

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Estas observaciones indican que no debemos ser muy técnicos en nuestro esfuerzo de definir los nueve dones espirituales, ni debemos estar muy preocupados acerca de algunas variaciones menores que algunos maestros propongan en sus definiciones de los dones espirituales

Debemos hacernos sensibles y disponibles al mover del Espíritu de Dios

El punto principal no es el de calificar lo que Dios está haciendo sino hacerse sensible, disponible al mover del Espíritu de Dios. Si identificamos una instancia específica como “la palabra de sabiduría” o “la palabra de ciencia” no es de importancia primordial, siempre en tanto que le permitamos a Dios obrar sobrenaturalmente por medio de nosotros para suplir la necesidad en una cierta situación. 

Aunque no es necesario categorizar cada obra milagrosa de Dios, sí necesitamos una comprensión clara de los principios por los cuales Dios obra. Nuestra autoridad en ciertos asuntos, tal como en todos los aspectos de la vida cristiana, es la Biblia (I Timoteo 3:15-17). 

Debemos ser cuidadosos cuando alguien pone mucho énfasis en una manifestación sobrenatural por la cual no hay precedente bíblico o cuando alguien promueve ciertas técnicas que la Biblia no enseña explícitamente. Por cierto no podemos tratar dichos casos como normales ni sugerir que todos los sigan. 

Aunque no cada situación específica tendrá un paralelo bíblico, los principios por los cuales Dios opera siempre serán los mismos. Un estudio de las Escrituras revela las características de Su obra tal como los tipos de manifestaciones que Su iglesia debe esperar y buscar.

En resumen, aunque no podemos reducir las manifestaciones sobrenaturales del Espíritu a unas categorías académicas rígidas, es importante estudiar los dones y desarrollar una comprensión clara de ellos desde el punto de vista de las Escrituras.

Mientras obtengamos más conocimiento sobre este tema podemos reconocer y responder más fácilmente a la dirección de Dios en esta área y hacernos más susceptibles a todas las manifestaciones del Espíritu.

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