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PROSIGO A LA META, DEVOCIONAL

Índice

PROSIGO A LA META

Prosigo a la meta, versículo:

Filipenses 3:13-14 «Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús»

Proseguir a la meta, a un futuro glorioso

La vida cristiana es una de movimiento positivo hacia un futuro glorioso. Un día, Dios enjugará toda lágrima dolorosa de nuestros ojos. Los grandes enemigos de la humanidad ya no existirán. ¡No más pecado! ¡No más enfermedades! ¡No más Satanás! ¡No más muerte! ¡No más pobreza! ¡No más crimen! ¡No más racismo! ¡No más injusticia! ¡Sin terrorismo, sin guerras, sin huracanes, sin inundaciones y sin terremotos! ¡Nuestro futuro es realmente brillante!, por lo tanto, Pablo dijo «prosigo a la meta«.

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Vamos hacia un lugar de perfección

Una cosa que me emociona acerca de nuestro futuro celestial es que Dios finalmente nos llevará a un lugar de perfección, un lugar de plenitud, un lugar donde no nos faltará nada espiritual, emocional, físicamente o de otra manera. Sin embargo, ahora estamos lejos de ser perfectos. Todavía luchamos con muchos defectos personales, debilidades y complejos.

PROSIGO A LA META EN UNA TRANSFORMACIÓN PROGRESIVA

Transformación progresiva a la imagen de Cristo

Hay áreas de nuestras vidas que necesitan ser cambiadas o mejoradas. Dios está obrando para llevarnos a un lugar de madurez cristiana. Estamos en un proceso de santificación, un proceso de crecimiento espiritual, un proceso de transformación progresiva a la imagen de Cristo y, como dijo Pablo, debemos proseguir a esa meta que nos lleva a una transformación progresiva a la imagen de Cristo. 

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Mientras estemos vivos, hay más progreso por hacer. Entonces Pablo declara enfáticamente: “yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado…prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús». Pablo dice que todavía no ha alcanzado la perfección, pero sigue adelante para llegar al final de la carrera y recibir el premio celestial al que Dios, por medio de Cristo Jesús, lo está llamando. 

«Prosigo a la meta», una carrera por un premio celestial

Estas palabras del apóstol Pablo han inspirado a los cristianos durante casi dos mil años. Pablo describe su viaje espiritual como una carrera por un premio celestial. La carrera requiere concentración . La carrera exige olvidar el pasado . Y la carrera requiere seguir adelante con la fuerza que el Señor da.

LO QUE SE REQUIERE PARA LOGRARLO

Prosigo a la meta requiere enfoque

En primer lugar, la carrera requiere enfoque para proseguir a la meta. Pablo se percibe a sí mismo como un corredor con un objetivo en mente: Terminar la carrera y ganar el premio. Pablo prosigue hacia la meta. 

Prosigo a la meta con la intención de capturarla

En otras palabras, Pablo persigue la meta con la intención de capturarla. Aunque la carrera no estará completa hasta la resurrección y la segunda venida del Señor Jesucristo, la recompensa eterna vale la pena cada esfuerzo concentrado que Pablo realiza en el presente.

Además, a diferencia de la mayoría de los eventos deportivos donde solo puede haber un ganador, la carrera por el premio celestial la ganarán todos los que buscan una relación con Dios, a través de Jesucristo, en el poder del Espíritu Santo

Los cristianos no pueden ser laxos o pasivos. Debemos poner nuestro enfoque en el Señor y seguir adelante a través de las pruebas y desafíos de la vida con nuestra meta celestial siempre a la vista y dice como Pablo «prosigo a la meta» hasta lograr alcanzarla.

Se requiere olvidar el pasado

En segundo lugar, la carrera requiere olvidar el pasado u olvidar lo que queda atrás. “El pasado” o “lo que queda atrás” es esa parte de la carrera que se ha completado hasta ahora. Pablo podría referirse a su vida precristiana o posiblemente a sus experiencias pasadas como cristiano. En cualquier caso, no puede vivir ni morar en el pasado. Debe seguir adelante

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Pablo no puede permitir que los arrepentimientos lo detengan; tampoco puede volverse demasiado presumido debido a sus logros pasados. La vida cristiana es dinámica. Siempre se está moviendo. Siempre estamos aprendiendo, creciendo y avanzando. No podemos permitirnos vivir en el pasado, hay que dejar lo que queda atrás y extendernos a lo que está delante

Se requiere extendernos a lo que está delante

El tercer punto de Pablo es que la carrera requiere seguir adelante con la fuerza que el Señor provee. En el versículo 14 dice: “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” La dirección del premio es hacia arriba

El premio es el mismo Señor Jesucristo. Como dice el apóstol en Filipenses 3:8: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo

PROSIGO A LA META ES AVANZAR A LO QUE DIOS TIENE PREPARADO PARA NOSOTROS

Hacia un camino de vida con recompensas eternas

Quiero animarte a renovar tu compromiso con el Señor Jesucristo y avanzar hacia las grandes cosas que Dios tiene para tu futuro. Al igual que Pablo, tendrás que perseguir con pasión el premio celestial, pero será un camino de vida que te dará una recompensa eterna de gozo, paz y felicidad en la presencia del Dios trino para siempre.

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Prosigo a la meta, conclusión

Finalmente, aunque esperamos recibir nuestro premio celestial en el futuro, ¡Podemos regocijarnos ante ese día glorioso porque Dios está con nosotros ahora! Él nos sustentará; Él nos dará fuerza; y Él nos ayudará en los momentos difíciles. 

¡Dios nos ha dado su Palabra! ¡Él nos ha dado su Espíritu! Nos ha dado todo lo que necesitamos para terminar la carrera y ganar el premio. Así que te animo a que te aproveches de sus grandes recursos. Que haya un nuevo comienzo para ti. 

Prosigo a la meta, prosigue a la meta, prosigamos a esa meta celestial de la que habla Pablo. Perseguir al Señor con pasión e intensidad. Las recompensas valdrán la pena, tenemos promesa de Dios. Bendiciones en el nombre precioso de Jesucristo.