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¿HAY DISTINTOS GRADOS DE CASTIGO EN LA BIBLIA?

Índice

GRADOS DE CASTIGO EN LA BIBLIA

¿Hay diferentes grados de castigo en la Biblia?

La Biblia indica que los pecadores sufrirán grados distintos de castigo, basado en el conocimiento y oportunidad que tuvieron en la tierra. Esto no minimiza, sin embargo, la realidad del castigo que sufrirán todos los pecadores, ni la grandeza de la salvación que perderán.

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Nos puede ayudar a entender un poco mejor la justicia de Dios, y nos puede animar a no hacer excepciones al evangelio debido a una simpatía por los que parecen merecer menos castigo que otros. Dios evaluará en una manera justa el grado de responsabilidad de cada pecador y de acuerdo con su juicio medirá el castigo. La Biblia no explica exactamente cómo Dios llevará a cabo este principio, pero los pasajes que leeremos a continuación lo enseñan.

VERSÍCULOS QUE INDICAN GRADOS DE CASTIGO EN LA BIBLIA

Grados de castigo según la Biblia, a continuación versículos:

(1) Jesús enseñó, “Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará” (Lucas 12:48). Como ilustración, Él contó una parábola acerca de un amo que inesperadamente regresó a su posesión. El siervo que conocía la voluntad de su señor pero que no la hizo fue castigado con muchos azotes, mientras el siervo que no comprendía completamente lo que su señor requería pero quien también cometió unos hechos dignos de castigo recibió pocos azotes (Lucas 12:42-48).

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(2) Los hipócritas recibirán una condenación mayor a otros (Marcos 12:38-40).

(3) Los reincidentes serán castigados más severamente que si nunca hubieran conocido la verdad (Mateo 12:43-45; 2 Pedro 2:20-22).

(4) Los creyentes que son salvos por la fe recibirán galardones según sus buenas obras (1 Corintios 3:11- 15). Si el mismo principio aplica a los pecadores, estos serán castigados según sus obras.

(5) Todos serán juzgados según sus obras como ellas hayan sido evaluadas en vista del conocimiento disponible a cada individuo (Romanos 2:6, 11-16). Nadie será salvo fuera del evangelio, pero los pecadores que hayan seguido la ley de conciencia en ciertas áreas serán excusados en aquellas áreas, mientras los que han transgredido serán castigados (Romanos 2:14-15). Esta distinción solo tiene significado si hay diferentes niveles de castigo.

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(6) Si alguna persona hace una cosa buena para el evangelio o para un cristiano, de ningún modo perderá su recompensa (Mateo 10:40-42; Marcos 9:41). Posiblemente, algunas personas inconversas no recibirán su recompensa completa en esta vida pero de alguna manera segarán los beneficios en la vida venidera.

GRADOS ESPECÍFICOS DE CASTIGO 

Aunque el sufrimiento será severo y eterno para todos aquellos en el infierno, los grados específicos de castigo y sufrimiento diferirán de acuerdo con la medida del pecado en la vida, el alcance de la influencia pecaminosa de uno sobre los demás y la cantidad de luz del evangelio.

Varios escritores bíblicos hablan de factores que influyen en el grado de castigo

Los autores bíblicos tienen claro que el infierno es un lugar de juicio divino sobre los pecadores. Además, muchos autores hablan de grados de castigo más o menos severos, que dependen de una serie de factores en la vida de cada uno. Estos factores incluyen la medida en que una persona se ha abandonado al pecado, la medida de la influencia de uno sobre otras personas hacia el pecado y la cantidad de conocimiento de la verdad que uno tenía y rechazó

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Esto no quiere decir que el infierno será un tormento menos que perfecto para algunos, pero las Escrituras indican que algunos tendrán una mayor capacidad para sufrir o que algunos soportarán una medida más feroz de la ira de Dios sobre ellos.

Los escritores bíblicos y nuestro Señor mismo frecuentemente describen el infierno como un lugar de juicio divino sobre los pecadores. En múltiples pasajes las ideas de castigo, ira , retribución y venganza son prominentes (Mateo 5:22; 8:12; 10:28; 13:42; 24:51; 23:33; 25:30; Marcos 9: 43–48; Lucas 13:28; 2 Tesalonicenses 1:5–10; Apocalipsis 20:10–15). El propósito del infierno no es el de la rehabilitación del pecador o incluso la destrucción del mal. El propósito es la justicia retributiva: El castigo de Dios sobre los pecadores.

Sin embargo, los escritores bíblicos no se contentan con hablar del infierno ampliamente en términos de justicia divina y retribución. Van más allá e insisten en que la justicia divina en el infierno se ajustará específicamente a la culpa de cada transgresor individual. Exploraremos esta enseñanza aquí en cuatro pasos: 

Evidencia Bíblica para el Concepto de Grados de Castigo en el Infierno

Aclaración: ¿Qué se entiende por grados de castigo?

La razón de los grados de castigo

La base para determinar los grados de castigo

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LA ENSEÑANZA DE LOS GRADOS DE CASTIGO EN LA BIBLIA

1) Evidencia Bíblica para el Concepto de Grados de Castigo

A continuación se encuentran algunos pasajes de las Escrituras que hablan directamente de los grados de castigo. Aquí solo citaremos los versículos para establecer la enseñanza en principio; luego nos basaremos en ellos para una exposición y aplicación específicas.

“De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad” (Mateo 10:15).

“Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras… Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti” (Mateo 11:22, 24).

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“Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” (Mateo 12:36–37).

“Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Lucas 12:47–48).

“Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios” (Romanos 2:5).

“¿Cuánto peor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y profanare la sangre del pacto en la cual fue santificado, e ultrajare al Espíritu de gracia?” (Hebreos 10:29)

2) Aclaración: ¿Qué se entiende por grados de castigo?

Estas declaraciones de grados de castigo no pretenden sugerir que habrá algo menos que una miseria perfecta para cada alma en el infierno. Para cada persona en el infierno, será un lugar de “lloro y el crujir de dientes” (Mateo 8:12), y este sufrimiento será para siempre (Apocalipsis 14:11). Nadie en el infierno lo tendrá fácil. El infierno será un lugar de tormento y miseria para todos los que estén allí. 

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No se nos dice exactamente cómo se darán los grados de castigo, pero las Escrituras indican claramente que algunos tendrán mayor sufrimiento o que algunos soportarán una medida más feroz de la ira de Dios sobre ellos. Todos los perdidos sufrirán por su pecado; para unos ese sufrimiento será peor que para otros. 

3) Las razones de los grados de castigo

La imposición del castigo proporcionalmente en grados es una manifestación de la justicia divina. Las Escrituras afirman repetidamente que Dios juzgará “con justicia” (Hechos 17:31) y que es una función de la justicia y la gloria de Dios vengar todo mal (Ap. 16:1–7; 19:1–6). 

Es en interés de la justicia divina que el castigo se imponga de acuerdo con la naturaleza de la ofensa. Vemos un reflejo de esto, por ejemplo, en la ley del Antiguo Testamento que prescribía un castigo más severo para el asesinato premeditado que para el homicidio accidental. Así también la ley de Moisés prescribía medidas de restitución por varias ofensas. La naturaleza del delito, las motivaciones concomitantes y las diversas circunstancias determinan la medida del castigo.

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Esto explica por qué las Escrituras insisten repetidamente en que el juicio será “conforme a sus obras” (Romanos 2:6) y que en el juicio “los libros” —los libros de registro— serán abiertos (Ap. 20:12). Parece que no hay más sentido en esto que el de determinar la medida de la culpa acumulada, y el de asignar la medida apropiada de castigo. Es por eso que Dios el Juez tomará en consideración las obras, las palabras (Mateo 12:37), e incluso los pensamientos y motivos (Romanos 2:16) de los pecadores. 

4) La base para determinar los grados de castigo

¿Cuál será, entonces, la base sobre la cual se determinarán los grados de castigo? La Escritura establece al menos tres consideraciones.

a) La medida en que una persona se ha abandonado al pecado

La primera consideración es el grado de abandono al pecado. Este concepto está implicado en Mateo 5:21 y otros pasajes que indican grados de pecado: Peores pecados resultan en peor castigo. Este parece ser claramente el punto en Romanos 2:5: “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”. ¿Qué puede significar esto sino que cada pecado cometido es como hacer un depósito en el banco y que en el día del juicio todo será retirado? En el juicio, se tomará en consideración hasta el último pecado al preparar a cada pecador para el grado exacto de castigo que merece (Ap. 18:6–7). 

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Es el necio quien razona: “Bueno, si me voy al infierno, ¡mientras tanto podría divertirme (pecaminosamente)!”. Cada día dedicado al pecado, cada desahogo de la lujuria, cada palabra falsa, cada próximo pecado cometido, solo se suma al castigo que se le asignará. Más le valdría a ese hombre morir joven que vivir sólo para acumular una vida de pecado que volverá a él en la ira divina.

b) La medida en que una persona por ejemplo influye para que otro sea llevado a pecar

La segunda consideración al medir el juicio es hasta qué punto una persona que, por ejemplo, ha influenciado tanto en otros que los ha llevado a pecar. Esto es lo que nuestro Señor afirma en Mateo 18:5–7: 

“Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!” (Véase también Marcos 9:38–47)

Aquí Jesús pronuncia un ay sobre aquellos que se convierten en una ocasión para que otros pequen. El grado en que una persona influya en otros para que pequen servirá, a su vez, en parte, para establecer el grado de su propio castigo.

Esta parece ser al menos una de las razones por las que debe haber un día de juicio al final de los tiempos. El juicio final no se fija en la muerte de cada pecador individual: No es hasta el final de los tiempos que se puede medir el efecto completo de la influencia de cualquier vida. El Dios omnisciente tomará cada vida individual y evaluará cada aspecto de su influencia, a veces una influencia que se extiende por siglos. Y sobre la base de la influencia acumulada del mal, Dios castigará a los malvados.

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Jesús advierte de esto nuevamente en Mateo 23:13: “Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando” Este “ay” se pronuncia sobre aquellos que con sus acciones y enseñanzas bloquean el camino al cielo para otros

El pensamiento es impresionante y profundamente aleccionador. Ese padre y madre que rechazan a Cristo y, a su vez, alejan a sus hijos de las cosas de Dios, por lo tanto, aumentan su culpa y el castigo que recibirán por ello. Ese hermano o hermana mayor o ese amigo o compañero de trabajo que está por encima de sus compañeros y que usa su posición para influenciar a otros a pecar e ignorar el evangelio, todo esto se llevará a cabo en el día del juicio para medir el grado de castigo merecido.

El alcance del abandono al pecado y el grado de influencia pecaminosa sobre los demás servirán para determinar el alcance del castigo recibido.

c) La medida en que se abusó de la luz y el privilegio

La tercera consideración al medir el juicio es hasta qué punto se abusó de la luz y el privilegio. Jesús habla de esto directamente en Lucas 12:47–48:

“Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá

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Las expresiones contrastantes—“muchos azotes” y “azotado poco”—indican grados contrastantes de castigo. Los dos hombres a la vista aquí eran sirvientes responsables ante su amo. Ambos hicieron cosas que eran dignas de castigo. Y ambos de hecho reciben castigo. Pero uno tenía más entendimiento que el otro y como consecuencia recibió mayor castigo. Diferentes grados de luz resultaron en diferentes grados de castigo. Ambos recibieron azotes, pero para uno fueron “muchos”; para el otro eran “pocos”. 

Y para que no perdamos el punto, nuestro Señor nos interpreta la parábola: “…A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”. Es decir, la extensión de la luz y del privilegio abusado determinará, en parte, la medida del castigo. (Véase también Romanos 2:12.)

Jesús habla de esta consideración en otra parte:

“De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad” (Mateo 10:15)

“Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras… Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti” (Mateo 11:22, 24).

Tan malvada y culpable y tan merecedora de castigo como lo era Sodoma, el mayor pecado pertenecía a Corazín y Betsaida, porque habían visto y oído a nuestro Señor y lo habían rechazado. Y por su abuso de tan gran luz y privilegio, su juicio será más severo.

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Una vez más, esto es profundamente perturbador. La persona que crece en una sociedad en la que el evangelio está fácilmente disponible y la persona que crece en un hogar cristiano tiene gran luz y privilegio.

La persona que asiste a una iglesia que predica el evangelio tiene gran luz y privilegio. La persona que tiene un amigo cristiano que le da testimonio de Cristo tiene mucha luz y privilegio. Y por esta luz y privilegio Dios los hará responsables; si se niega tal privilegio, el juicio será indescriptiblemente grande. Para aquellos que han escuchado el evangelio solo para finalmente rechazarlo, ese evangelio predicado a ellos al final habrá servido solo para aumentar su culpa y realzar el castigo que recibirán.

CONCLUSIÓN SOBRE LOS GRADOS DE CASTIGO EN LA BIBLIA

El castigo será conforme a la justicia divina. El Dios que todo lo sabe evaluará la vida de cada individuo, contando exactamente el grado de abandono al pecado, la influencia de otros al pecado y la luz y el privilegio abusados, y asignará el castigo en consecuencia, exactamente adecuado a cada persona.

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¡Seguramente este pensamiento debería capturar la conciencia de los pecadores para que refrenaran su pecado! ¡Además, este pensamiento debería impulsar a cualquier pecador a correr a Cristo y ser salvo! Y seguramente este pensamiento debe llevar a cada creyente a una alabanza humilde pero alegre por nuestro Redentor, quien tomó todo nuestro pecado para sí mismo y pagó el precio en su totalidad, absorbiendo toda la ira de Dios en nuestro lugar para hacernos suyos.