La ansiedad según la Biblia

¿Qué dice la Biblia sobre la ansiedad?

La ansiedad, ¿Es un pecado?

El asesinato, la ira, el chisme, la mentira, el robo, el adulterio, son todos pecados. La mayoría de los creyentes estarían de acuerdo en que estas son obvias en la lista de cosas malas que no debemos practicar. Pero ¿Qué pasa con los hábitos sutiles de la mente, como la ansiedad? ¿Es un pecado? Es una gran pregunta ya que muchos tienen y lidian con la ansiedad. La Asociación de Ansiedad y Depresión de América estima que 40 millones de adultos o el 18,1% de la población tiene un trastorno de ansiedad (Fuente: ADAA, 2020).

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¿Qué es el pecado?

Primero, veamos qué significa la palabra “ pecado”. El diccionario Merriam Webster lo define como “un estado viciado (estropeado o corrupto) de la naturaleza humana en el que el yo está alejado de Dios”. En otras palabras, el pecado es la separación de Dios, aunque sea momentáneamente. Billy Graham dijo una vez: “Un pecado es cualquier pensamiento o acción que no cumple con la voluntad de Dios. Dios es perfecto, y cualquier cosa que hagamos que no alcance Su perfección es pecado”.

El miedo y la ansiedad en el Huerto del Edén

El pecado echó raíces por primera vez en el libro de Génesis cuando Eva comió del Árbol de la Vida. Fue debido a la desobediencia y al encubrimiento intencional de Adam que ella y Adam se escondieron de Dios, preocupados de que él descubriera lo que habían hecho:

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“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto” (Génesis 3:8). 

Entonces, ese primer acto de pecado produjo vergüenza en el primer hombre y mujer. De repente habían roto la conexión perfecta que tenían con el Creador. En lugar de enfrentarlo, Adán y Eva colocaron otro problema entre ellos y Dios. El miedo y la ansiedad florecieron en el Jardín del Edén y continúan hoy.

La ansiedad en el Nuevo Testamento

¿Qué dice la Biblia sobre la ansiedad en el Nuevo Testamento?

En el Nuevo Testamento, Jesús habla de fe versus ansiedad. Mateo 6:26 dice: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” Continúa diciendo en el versículo 28: “Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan”.  Él les está diciendo a Sus seguidores que lo tiene todo cubierto, bajo control y que si tienen alguna duda, solo necesitan notar la actitud despreocupada que tienen las plantas.

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Jesús nos enseña a mirar y aprender del ejemplo de las aves y de los lirios del campo, porque ¿Cuánto más nos cuidará a nosotros si viste de esa forma a los lirios del campo? Es una garantía de que Él se preocupa por nuestras ansiedades, que no son mayores que Él.

Por nada estéis afanosos… Dejar a un lado la ansiedad

Y en el libro de Filipenses, nos dice que “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7). 

Pablo no podría haberlo dicho más claro, en otras palabras: “Aquí está mi voluntad: Que mi iglesia esté siempre agradecida. Y esto es lo que no quiero: Que estén ansiosos”. Entonces, si creemos que la definición de pecado del diccionario es un estado de naturaleza en el cual el yo está separado de Dios, entonces la ansiedad es un pecado, si esta nos separa de Dios.

La ansiedad es un hábito sutil de la mente

Sin embargo, como se dijo anteriormente, la ansiedad es un hábito sutil de la mente, uno que no siempre es una elección activa, o una elección en absoluto, sino una realidad, no obstante, que entró en el mundo una vez que la humanidad cayó (Génesis 3:22-24).

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Dios se preocupa por nuestra ansiedad

La ansiedad debemos echarla en Dios

Dios está lejos de condenarnos, somos frágiles seres humanos. El Apóstol Pedro escribe: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7). La palabra “cuidado” viene del griego y significa: “vomitar o colocar sobre”. Indica que la persona que está acarreando una carga necesita tomar activamente esa carga y reubicarla.

Un matrimonio, tenían un hijo que estaba lejos del Señor y tomó algunas decisiones de vida imprudentes. Sus padres oraron continuamente por él; sin embargo, no fue hasta que pusieron sus vidas en las manos de Dios, en las manos del alfarero, o el torno o rueda del alfarero (para que Dios remodelara y moldeara sus vidas) que estuvieron libres de preocupaciones.

El antídoto para la ansiedad, para la preocupación

La Biblia explica claramente el antídoto para la preocupación. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6). 

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La ansiedad, conclusión

Dios nos ordena que no nos angustiemos por los problemas. En cambio, debemos apresurar nuestros problemas, tensiones y preocupaciones a Su atención inmediata, ya que Él siempre está disponible. Y cuando le pedimos soluciones a Dios, lo hacemos de manera agradecida, demostrando que confiamos en que Él realmente contestará nuestras oraciones. Eso se llama fe. Tan simple, pero tan difícil para nosotros que queremos y elegimos preocuparnos por los problemas. Nosotros, los que nos preocupamos, asumimos que tenemos más poder y control del que tenemos. Pero la verdadera libertad de la preocupación viene de entregarlos a Dios.

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